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Noviembre 2014 – Noticias y Novedades
Exploradores suecos, pioneros de la arqueología de alta montaña en la Puna

La práctica arqueológica en las altas cumbres andinas se remonta a principios del 1900

- Por Christian Vitry, Montañista y Antropólogo-


Restauración Fotográfica: Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez


Fotos: Christian Vitry

La práctica arqueológica en las altas cumbres andinas tiene ya poco más de un siglo, para ser más exactos y según mi criterio personal, en 2011 se cumplen 110 años del primer estudio científico realizado en la alta montaña. Fue en el seno de la expedición sueca dirigida por Erland Nordenskiöld donde se gestó el primer ascenso a una montaña para realizar exploraciones arqueológicas y cuyos resultados fueron publicados en los primeros años del siglo XX.

Mapa de los adoratorios de altura en los Andes y la ubicación del Nevado del Chañi. Fuente: Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino. Vol. 12, N°2, 2007

Mapa de los adoratorios de altura en los Andes y la ubicación del Nevado del Chañi.
Fuente: Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino. Vol. 12, N°2, 2007


Cronología de los primeros hallazgos y publicaciones

Uno de los primeros hallazgos arqueológicos en una montaña de los que se tiene noticia escrita, fue el realizado en el año 1870 en el cerro Doña Ana de 5.690 m ubicado en Coquimbo, Chile. Un cura párroco de apellido Sagüez .

“escaló el cerro juntamente con Argelino Castro, encontrando en la cumbre un explazo ceremonial. Realizadas excavaciones, descubrió una figurilla de auquénido [...] y una estatuilla de plata, representando una mujer. Observó asimismo en las inmediaciones 4 pircas” (Beorchia, 1985). 

En 1885 el geógrafo chileno Francisco San Román, anuncia haber hallado un “cuchillo de cobre de origen indio” en la cumbre del cerro Chuculai (5.421 m.), ubicado en La Puna salteña, próximo a los grandes volcanes limítrofes. (Echevarría, 1999).

Entre 1896 y 1898 buscadores de tesoros excavaron un enterratorio de la cima del cerro Chachani de 6.057 m (Perú), la noticia fue dada a conocer en 1901 por Lord Conway, un prestigioso alpinista inglés. (Beorchia, 1985; Echevarría, 1999).

Como podemos apreciar los hallazgos realizados a fines del siglo XIX fueron producto del azar, efectuados por expediciones y personas sin fines arqueológicos específicos.

Tapa del Tomo I y II del libro "Antigüedades de la región andina de la Republica Argentina y del desierto de Atacama" en 1903. Autor: Eric Boman. Reeditado por la Universidad Nacional de Jujuy

Tapa del Tomo I y II del libro "Antigüedades de la región andina
de la Republica Argentina y del desierto de Atacama" en 1903.
Autor: Eric Boman. Reeditado por la Universidad Nacional de Jujuy


Mapa Arqueológico Jujuy-Salta de Eric Boman, publicado en el libro "Antigüedades de la región andina de la Republica Argentina y del desierto de Atacama" en 1903
 
Mapa Arqueológico Jujuy-Salta de Eric Boman, publicado en el libro
"Antigüedades de la región andina de la Republica Argentina y del desierto de Atacama" en 1903


Eric Boman y su publicación pionera

De acuerdo a nuestra revisión bibliográfica,  la primer publicación de carácter científico sobre la arqueología de alta montaña es la realizada por Eric Boman en 1903 en la revista “Historia”, titulada: “Hallazgo arqueológico á 6100 metros de altura”, de la que extraemos las siguientes citas:

“...El Chañi es considerado por los indios de la Puna como  misterioso en alto grado y es el objeto de muchas supersticiones de ellos. Según sus díceres no había llegado nunca nadie á su cúspide y una tentativa de subir hasta allá tendría como segura consecuencia la muerte de los que osaran emprender.

Eric Boman

Eric Boman

Región del Chañi, Jujuy. Foto: Libro "Antigüedades de la región andina de la Republica Argentina y del desierto de Atacama". Autor: Eric Boman

Región del Chañi, Jujuy. Foto: Libro "Antigüedades de la región andina de la Republica Argentina
y del desierto de Atacama". Autor: Eric Boman

La expedición científica sueca, dirigida por el Barón Nordenskiöld, de la que formé parte,  tuvo durante los meses de Septiembre á Diciembre de 1901 establecido su campamento principal en el lugar llamado El Moreno, á una legua al noroeste del pie del Chañi, y tres de mis compañeros hicieron ascensiones al cerro. La primera de éstas fue realizada por el Conde E. von Rosen, quien llegó a un morro más bajo que la cima del cerro, al lado noroeste de ésta. La segunda ascensión la verificaron á principios de Diciembre el doctor Roberto E. Fries y el señor Gustavo von Hofsten, acompañados por Wenceslao Mercado,  vecino de El Moreno, y por el indio Pedro Liquín.

Lograron subir hasta el pico más alto, formado por granito, mientras que el morro hasta donde llegó el señor von Rosen, es de arenisca. [...] La cumbre más alta forma una pequeña meseta y allí encontraron los expedicionarios dos construcciones de piedra que consistían cada una de un pequeño cuadrado encerrado por tres de sus lados por paredes de pirca siendo abierto el cuarto lado de los cuadrados, los que estaban situados oblicuamente entre sí.  Se hallaron varios pedazos de alfarería antigua, de los cuales uno con un ornamento pintado en forma de cuña, idéntico á pinturas sobre alfarería del pueblo prehistórico de Ojo de Agua, cerca de Tambo en la quebrada del Toro, que ha sido examinado por el autor del presente artículo. También se encontró una cuenta de piedra de color azul verdoso (“turquesa”), pulida y perforada, de forma oblonga y de 1 cm. de largo, más o menos. Adentro y afuera de las construcciones estaba depositada una cantidad considerable de leña de “cardón”· [...] Ha costado trabajo á los moradores ó sacerdotes de la nevada cumbre del Chañi, el transporte de esa leña hasta allí, pues el cardón apenas crece á mayor altura de 3.500 metros y la tola no llega mucho más alto. [...] En las faldas occidentales del Chañi hay dos poblaciones en ruinas, á diferentes alturas, pero por datos que tengo, no creo, por lo menos en cuanto á una de ellas, que sean anteriores á la conquista, sino que son restos de habitaciones de mineros españoles. [...]  En cuanto á las construcciones de la cima, provienen fuera de toda duda de los indios precolombianos; además de otras circunstancias lo demuestra con evidencia la alfarería pintada que nunca han usado los españoles.

Casa Mochada, al pie del Chañi, se trata de unas ruinas incas que fueron reutilizadas hasta tiempos recientes. Foto: Christian Vitry

Casa Mochada, al pie del Chañi, se trata de unas ruinas incas que fueron reutilizadas hasta tiempos recientes.

Jefatura de los Diablos, sitio ubicado a casi 5.000 metros, de origen Inca y actualmente utilizado como refugio para montañistas. Foto: Christian Vitry

Jefatura de los Diablos, sitio ubicado a casi 5.000 metros, de origen Inca y actualmente utilizado como refugio para montañistas

¿Y qué objeto han tenido estas construcciones á tan enorme altura?  Probablemente han formado una intihuatana, un lugar de adoración al sol. Lo que me parece seguro, es que constituyen el hallazgo arqueológico hecho á mayor elevación que ningún otro.”  (Boman, 1903).

Eric Boman, guiado por las descripciones de sus compañeros publica este prístino artículo, donde, más allá de las detalladas descripciones de algunos objetos y del contexto arqueológico, brinda una hipótesis sobre la posible procedencia y relaciones de la cerámica decorada; reflexiona sobre el transporte de la leña indicando su lejana procedencia; menciona “dos poblaciones en ruinas” sobre las faldas occidentales del nevado y, aunque desestima su filiación precolombina, hoy sabemos que una de esas poblaciones es el sitio arqueológico conocido como Jefatura de los Diablos (Fernández, 1975); por último se cuestiona sobre el por qué de este tipo de sitio a tanta altura y aporta una respuesta que hasta la fecha sigue vigente, es decir, de un lugar destinado a la adoración del sol, además de aseverar que el mismo constituye el hallazgo arqueológico de mayor altura realizado hasta entonces.

Cinco años más tarde, el mismo Boman (1908) publica  la conocida obra “Antiquites de la region andine de la Republique Argentine et du desert d´Atacama”, trabajo precursor de las investigaciones arqueológicas del Noroeste argentino; allí transcribe nuevamente los datos arqueológicos del nevado de Chañi y complementa su interpretación del sitio de altura en los siguientes términos:

“Tal vez era un lugar consagrado a ceremonias religiosas, tal vez una estación de señales”. (Boman, 1908).

Mojón a media ladera de la montaña. Estas estructuras sirvieron para indicar el camino de acceso al adoratorio de altura y también a las minas que hay en la zona y que fueran explotadas por los jesuitas hasta el siglo XVIII. Foto: Christian Vitry

Mojón a media ladera de la montaña. Estas estructuras sirvieron para indicar el camino de acceso al adoratorio de altura y también a las minas que hay en la zona y que fueran explotadas por los jesuitas hasta el siglo XVIII


El aporte de Eric von Rosen

En 1916 Eric von Rosen publica la obra “En förgangen värld” (Un mundo que se va), en el capítulo VII titulado “Vida de los expedicionarios en la Puna de Jujuy” el autor relata el ascenso al Chañi realizado por él a principios de noviembre de 1901, como también el efectuado por  von Hofsten, Fries, Mercado y Liquín un mes más tarde. También hace mención  a la exploración y ascenso de los cerros Tussle (Tuzgle), Incachule y Órgano. Respecto a este último cerro Rosen comenta que:

“...llegamos recién por la tarde acampando al pie del cerro. [...] El indio se puso enseguida amable y comunicativo, contándonos que el cerro a cuyo pie habíamos acampado tenía mala fama, porque estaba poblado de fantasmas. Durante la noche se oía música desde su cumbre y, cuando alguien quería subir para averiguar de dónde venía, caían grandes bloques de piedra contra el intruso. Por eso nadie se había atrevido a llegar hasta la cima Le dije que tenía interés en visitar a los fantasmas, pero el viejo indio me rogó no hacer tal cosa, porque no saldría sin castigo de ello. No me molesté en tratar de convencerle de que no había peligro, sino que me acosté, decidido a subir al extraño cerro por la mañana.” (Rosen, 1916).

Camino Inca ubicado en la base del Chañi por su ladera Oeste y se dirige hacia Jefatura de los Diablos, Jujuy. Foto: Christian Vitry

Camino Inca ubicado en la base del Chañi por su ladera Oeste y se dirige hacia Jefatura de los Diablos

Plataforma ceremonial ubicada cerca de la cima del Nevado de Chañi, Jujuy. En 1905 se extrajo el cuerpo de un niño ofrendado por los Incas. Foto: Christian Vitry

Plataforma ceremonial ubicada cerca de la cima del Nevado de Chañi.
En 1905 se extrajo el cuerpo de un niño ofrendado por los Incas

El cerro Órgano se encuentra ubicado en la puna salteña, hacia el Oeste del Nevado de Acay formando parte de la Sierra de los Pastos Grandes, en las cartas geográficas actuales se perdió el topónimo, no obstante, por las características morfológicas mencionadas, estimamos que se trata del cerro Áspero. Con respecto al cerro Incachule, el topónimo se conserva para unas aguas termales ubicadas en la base de los cerros Aguas Calientes, Verde y San Jerónimo, tal vez alguna de éstas montañas sea la que ascendieron los suecos. El Tussle ha conservado con escasa variación el nombre, hoy es conocido como Tuzgle y en la cima existen estructuras arqueológicas (Vitry, 1996; Ceruti, 1999). Aunque Rosen no especifica la ascensión al volcán Tuzgle, sí hace mención a los trabajos realizados en el mismo en los siguientes términos:

“Al llegar al volcán apagado, Fries reunió una colección de plantas, mientras Boman buscaba objetos arqueológicos” (Rosen, 1916)

A través de las siguientes citas extraídas de la publicación de Rosen en 1916, veremos los datos documentales referidos a los restos arqueológicos hallados en el nevado de Chañi:

“...Antes de la llegada de nuestra expedición ningún explorador europeo había logrado llegar hasta la cumbre del altísimo cerro Chañi. [...] Los indios del lugar aseguraron además, que la poderosa diosa Pachamama tiraba bloques de piedra sobre el que trataba de subir, lo que nos muestra que este gigante estaba envuelto en una leyenda parecida a la recién relatada del cerro Órgano.
...En el deseo de averiguar si había restos arqueológicos sobre este cerro, resolví viajar hasta el mismo y tratar de subir hasta su cima. [el remarcado es nuestro].

No muy lejos del campamento encontré muchas piedras quebradas sobre el suelo, lo que indicaba que nos encontrábamos en un punto habitado antiguamente. Al explorar mejor encontré con ayuda de Landberg y los peones, una cantidad de implementos de piedra, toscamente labrados parecidos a los de las figuras 149-157 y también fragmentos de los mismos y de puntas bien trabajadas en piedra del mismo tipo de las ilustradas en las figuras 144-147. Las puntas de carácter paleolítico, rústicas, pertenecen seguramente a algún pueblo de cazadores de poca cultura, que, por lo menos durante parte del año, deben haber vivido aquí para cazar vicuñas y guanacos. En los alrededores abundan estos animales y, como también hay agua buena, se comprende que los cazadores indios aun en tiempos recientes hayan venido hasta aquí durante sus cacerías sobre el Chañi. De estos cazadores, de una cultura algo superior, deben proceder las pocas puntas de flecha bien trabajadas, que hallé en el lugar.

... El principal resultado científico de este primer ascenso al Chañi, fue el descubrimiento del lugar habitado antiguamente por los indios, a una altura de 4.800 metros. [el remarcado es nuestro].

Detalle del pircado que forma una de las estructuras arqueológicas próximas a la cima del Nevado del Chañi, Jujuy. Foto: Christian Vitry

Detalle del pircado que forma una de las estructuras arqueológicas próximas a la cima del Nevado del Chañi

Del siguiente extracto se puede advertir claramente la intencionalidad de ascender a la cima del Chañi en busca de restos arqueológicos, lo que se ve reflejado en las figuras e interpretaciones realizadas por Rosen respecto a los instrumentos líticos, planteando al final, en términos de resultado científico del ascenso, el sitio ubicado a 4.800 m y que hoy sabemos se trata de Jefatura de los Diablos (Fernández, 1975). Sobre el final del capítulo, von Rosen publica y comenta un extracto del diario de viaje de von Hofsten cuando sube al Chañi, donde con gran detalle describe (igual que Boman) el sitio arqueológico de la cima y algunos objetos del contexto:

... “Sobre la misma cima hicieron un descubrimiento notable. Encontraron dos construcciones parecidas a altares, levantadas de piedra en forma de |____| y parcialmente cubiertas de nieve. Estaban colocadas a un par de metros la una de la otra. En una de ellas encontraron leña de cardón, algunos trozos de alfarería y una guaica cilíndrica de un mineral parecido a la turquesa. Sobre uno de los fragmentos se veían señales de fuego y sobre el otro de material rojo (fig. 133) habían pintado ornamentos negros en forma de ángulos.  En varias sepulturas de la Puna he hallado alfarería de material y dibujos parecidos a los encontrados sobre la cumbre del Chañi.  El diámetro de la guaica cilíndrica hallada es de un centímetro y su largo de dos. Es imposible determinar cuál ha sido su largo original, por estar quebrada en ambos extremos.  Este cilindro está perforado a lo largo del eje, que lo que indica que ha sido ensartado en un hilo como adorno. Guaicas de la misma clase han sido halladas también en sepulturas antiguas de la Puna.

Es posible que la cima más elevada del Chañi haya sido un lugar de sacrificios, ya que tanto los muros de piedra, como la leña de cardón, los fragmentos de alfarería y la cuenta así lo indican. También el miedo supersticioso con que la población actual mira a esa cumbre, es un indicio que habla a favor de esta suposición. [el remarcado es nuestro] Pero un lugar de sacrificios ubicado a tal altura y de tan difícil acceso no debe haber sido destinado a todo el pueblo. Seguramente ascendieron hasta allí solamente los miembros principales de la tribu para hacer sus ofrendas y rogativas en fechas memorables.” (Rosen, 1916: 142/3).

Camino Inca ceremonial en el tramo final hacia la cima del Nevado de Chañi, Jujuy. Foto: Christian Vitry

Camino Inca ceremonial en el tramo final hacia la cima del Nevado de Chañi

El principal aporte de Rosen es haber advertido, por su experiencia empírica en contextos funerarios, la presencia de un enterratorio en la cumbre del Chañi, de hecho, en 1905 una expedición militar liderada por el Teniente Coronel E. Pérez se extrae de la cumbre el cuerpo momificado de un pequeño de aproximadamente 5 años con un surtido ajuar. Por otra parte, sugiere que el ascenso era realizado solamente por los principales miembros de la tribu y que se realizaba en fechas específicas. Estas hipótesis tienen total vigencia en la actualidad, pese al tiempo transcurrido.


Publicaciones posteriores a la de los suecos

Luego del aporte documental de carácter científico de los suecos existe un vacío de 30 años, hasta que, Eduardo Casanova, publica un artículo sobre una expedición arqueológica al cerro Morado de Iruya (Salta, Argentina) que marca un hito importante en la especialidad.

El Profesor Eduardo Casanova (entonces ayudante de Salvador Debenedetti), asciende a la cima del Cerro Morado (5.200 m.) y descubre varias estructuras en mal estado de conservación, hallando en su contexto fragmentos de cerámica, vasos casi enteros de marcado corte incaico, además, dos fragmentos de láminas de oro y plata, la parte superior de una campanilla de oro y 30 cuentas de collar de malaquita y lapislázuli; una de las plataformas tenía la particularidad de estar rellena con un manto de tierra vegetal (30 cm.) transportada hasta allí desde las zonas bajas. (Casanova, 1930).

Foto tomada desde la cima de Las leñas, ubicada al Norte del Chañi. Se aprecia la pared norte y las cimas principales del Chañi, Jujuy. Foto: Christian Vitry

Foto tomada desde la cima de Las leñas, ubicada al Norte del Chañi.
Se aprecia la pared norte y las cimas principales del Chañi

Transcurren casi treinta años más hasta la publicación del próximo artículo científico. En 1957 la Dra. Grete Mostny escribe sobre el hallazgo de la momia del cerro El Plomo, hallada en 1954 en la cordillera chilena a más de cinco mil metros de altura.
En 1966 el Dr. Juan Schobinger, a raíz del hallazgo realizado en la cima del cerro El Toro (6.380 m) en la provincia de San Juan, publica el libro “La Momia del Cerro El Toro”, donde colaboraron muchos especialistas de diferentes disciplinas, constituyéndose –a criterio personal- en el más completo trabajo de investigación sobre el tema.

Desde 1870 hasta la actualidad los hallazgos arqueológicos en las montañas fueron constantes, y las noticias de los mismos circularon desde entonces por diferentes medios, ya sea  periodísticos, informes de clubes de montaña o tradición oral. En cambio, las publicaciones científicas fueron más esporádicas, habiendo valorado e identificado como las más trascendentes las que se detallan a continuación:

1903 y 1908 Eric Boman
1916 Eric Von Rosen
1930 Eduardo Casanova
1957 Grete Mostny
1966 Juan Schobinger

A partir de la década de 1970 las publicaciones científicas fueron asiduas  debido a la regular aparición de la revista del C.I.A.D.A.M. (Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña – San Juan, Argentina), dirigida por Antonio Beorchia Nigris. Constituyéndose en los cimientos de toda la actividad posterior que se desarrolló tanto en nuestro país, como en los vecinos andinos y México.

El Chañi visto desde Finca El Toro, un lugar por donde pasaron los suecos a principios del siglo XX, Jujuy. Foto: Christian Vitry

El Chañi visto desde Finca El Toro, un lugar por donde pasaron los suecos a principios del siglo XX

Por lo antedicho y sobre la base documental revisada, no dudo en afirmar que en la expedición sueca dirigida por Erland Nordenskiöld es donde se gestó el primer ascenso a una montaña con fines arqueológicos, y de donde salió la primer publicación con hipótesis e interpretaciones que a lo largo de un siglo fueron complementadas pero no descartadas.

A ciento diez años de aquella precursora expedición a la Puna argentina rendimos un homenaje e estos exploradores que, además del importante aporte realizado a la ciencia, escribieron los primeros capítulos de la historia de la arqueología de montaña en los Andes.

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1. La versión original de este artículo fue publicada en la Revista Pacarina Nº 3.  Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy. pp. 337-344, Año 2003, con el título La expedición sueca y los primeros capítulos de la historia de la Arqueología de alta montaña.

2. Debido al valor documental del texto y las pocas posibilidades de conseguir el material en las bibliotecas es que decidimos realizar citas largas, las cuales recobran importancia y se transforman en el eje de la presente publicación.

3. El ajuar constaba de dos ponchos, dos fajas tejidas en colores, un peine de caña, una chuspa adornada con plumas, un canuto de caña con decoración pirograbada, un disco de barro cocido y varios fragmentos de tejidos. La posición del niño era la ritual, es decir, piernas encogidas y cabeza inclinada hacia adelante. (Beorchia, 1985).  Lamentablemente no existe un registro o informe con mayores detalles del hallazgo que permitan hoy investigar más sobre el tema.  El cuerpo momificado y su ajuar fueron donados al entonces recién creado Museo Etnográfico de la Facultad de  Filosofía y Letras de Buenos Aires, donde todavía permanece.  La importancia de este hallazgo radica en que se trata del primer cuerpo extraído de un enterratorio de montaña y donado con todo su ajuar a una institución. Recordemos que el primer hallazgo fue el del cerro Chachani en Perú, pero solo se conservaron las versiones.

4. A este libro se le suma la reciente publicación de “El santuario incaico del cerro Aconcagua” (2001) EDIUNC, Mendoza, del Dr. Juan Schobinger (comp.).

Christian Vitry
Coordinador del área "Antropología y Arqueología" del CCAM

 

Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez


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