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Fue un Hotel de gran fama que conto con visitantes ilustres; estaba ubicado en las cercanías del cerro Aconcagua, construido en la época de los ferrocarriles ingleses en el año 1925 y destruido por un alud en 1965
Por Alfredo Del Giusti
Restauración Fotográfica: Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez
Leyendo de casualidad vuestro portal (CCAM) me entero de la muerte de Rosario Alejandro Cassis Bresciani (Biografía escrita por Jose Herminio Hernandez), lo que me ha conmocionado pues aún lo recuerdo, yo tengo 73 años, fue mi compañero de tareas por los años 53 al 55 en el hotel termal de puente del Inca, en el que yo trabajaba como adicionista, en mis recuerdos escribí estas líneas.
Ubicación de Puente del Inca, Mendoza, Argentina
Ubicación de Puente del Inca, Mendoza, Argentina
El hotel termal de Puente del Inca fue construido en la época de los ferrocarriles ingleses y destruido por un alud en 1965.-Hace pocos días se ha anunciado el acuerdo argentino-chileno para rehabilitar el ferrocarril trasandino mediante costosas obras que demandarán varios años.-Del antiguo ferrocarril, en Puente del Inca quedan aún los restos de la estación.
De jovencito yo trabajaba como adicionista en ese hotel (hace más de 50 años).Pertenecía a la entonces Fundación Eva Perón, a la que luego el gobierno militar de 1955 le cambió el nombre por el de Instituto de Ayuda Social. Como solían llegar pasajeros que no se animaban a cruzar la cordillera en automóvil de noche, tocaban el timbre y se alojaban allí. Con un amigo, Oscar Vitullo, nos turnábamos para hacer la guardia nocturna. Dormitábamos en un sillón de cuero, muy antiguo, que había en la recepción. Y si venía alguien, lo atendíamos y alojábamos.
El Hotel de Puente del Inca. Foto: Colección Fajardo
El Hotel de Puente del Inca en la decada del 30
Muchos años después, en 1965, bajó un alud desde el cerro Banderita sur, pasó milagrosamente por sobre la iglesia que aún existe y de la cual solamente le sacó una partecita de la cruz superior y se abatió sobre el hotel, destruyéndolo totalmente. Vitullo estaba en el sillón de siempre. La nieve lo arrastró sentado en ese sillón sin sacarlo de él, como si estuviese pegado, lo llevó por el túnel que unía al hotel con los hoy abandonados baños termales y lo sepultó bajo más de 7 metros de nieve, en el fondo del río Las Cuevas. Soldados de la Compañía de Esquiadores de Alta Montaña “Teniente Primero Ibáñez” acudieron de inmediato pero nada pudieron hacer con sus pequeñas palas “lineman” para abrirse camino hacia el cuerpo de Vitullo, la única víctima que dejó ese alud. Como dato curioso, sólo conozco un antecedente similar en Austria. Hay en las montañas de ese país una iglesia que ha sufrido en su entorno varios aludes importantes, pero el templo sigue milagrosamente intacto. El hecho me recuerda algunas anécdotas vinculadas con la zona.
Estación Puente del Inca, Ferrocarril Trasandino
Desde Buenos Aires a Puente del Inca
El desaparecido hotel de Puente del Inca, por la bondad de sus aguas termales, el tranquilo entorno, la pureza del aire y la belleza de la montaña, era un verdadero atractivo para las clases altas de Buenos Aires. Viajaban en el tren trasandino y ni siquiera descendían en la escala de Mendoza. Iban directamente a Puente del Inca. Allí descendían con sus largos vestidos y sus baúles de ropa para lucir durante su prolongada estancia ,muchas veces de un mes. El personal del hotel, pese a la puna que a la hora de la llegada del tren se hacía sentir más en ese sitio a 2.720 metros de altura, trasladaba a pie trabajosamente ese equipaje hasta el hotel, ubicando a los pasajeros en sus habitaciones. El llamado "pabellón del río" era el más pedido, por su maravillosa vista hacia el valle.
Hotel Balneario Puente del Inca 1903. Cia. de Hoteles Sud Americanos, Las Heras, Mendoza
Solo hacia el Aconcagua
Varias de esas noches de vigilia, un verano, de madrugada, salía un operario del hotel con una mochila. Le pregunté intrigado adonde iba y me contestó: “Al Aconcagua”. Se llamaba Alejandro Cassis, modesto obrero encargado de mantenimiento y apasionado montañista que había guiado a una expedición brasileña a la cumbre de un cerro virgen de nuestra cordillera, que desde entonces se llama precisamente “Brasil”. Me explicó Cassis que se proponía subir solo al Aconcagua en invierno y que esas salidas fuera de su horario de trabajo, eran para llevar provisiones que enterraba a lo largo de la ruta por la que pensaba hacer cumbre, a fin de no tener que transportarlas cuando hiciera la travesía final. Cassis logró finalmente ser el primer andinista que hizo cumbre en el Aconcagua en invierno., según entiendo, pero últimamente me han comentado que no fue el primero. Tiempo después fue contratado para ir a la Antártida. Permaneció allí un año y cuando regresó, con el dinero de los sueldos y viáticos ahorrados cumplió otro de sus más preciados sueños: comprarle una casa a su anciana madre que vivía en Buenos Aires. No volví a saber de él, hasta hace poco tiempo, en que me enteré que falleció en Rosario.
El hotel de Puente del Inca en su apogeo
Un dibujante de historietas
En esa época era habitual que parte de la temporada de verano se alojara en el antiguo hotel un dibujante, Lázaro Cozzi, autor de la historieta “Tucho, de canillita a campeón”, que publicaba la revista Patoruzito. Yo lo llevaba diariamente en mula a la cumbre del cerro Banderita norte, donde permanecía toda la jornada trabajando en su historieta. Mientras, la esposa y una hija de 16 años, paseaban por la zona, se daban baños termales y aprendían a andar a caballo por las morenas de la laguna de Horcones.
Puente del Inca fue un mar
En uno de esos ascensos encontré pequeños amonites petrificados, que demostraban – conservo algunos en casa – que hace millones de años la zona estaba cubierta por las aguas y luego se formó la cordillera, quedando esos ejemplares en la cumbre de los cerros.-
Compañía de Cazadores de Montaña 8 y el Hotel detrás
Leyenda que origino el nombre
El doctor Tomás González Funes, un querido abogado y atildado personaje de nuestras calles, que siempre recorría las mismas con impecable traje, sombrero, bastón y camisa de “plastron”, en una visita a la biblioteca nacional de Lima, encontró una leyenda que tuvo la gentileza de fotocopiar, ampliar y enmarcar y donó al hotel que entonces había en Puente del Inca y que luego destruyó un alud.
En el imperio inca, una de las princesas enfermó y ninguno de los “curacas” daba con el origen del mal y de su posible cura. En un momento dado, apareció uno de los vasallos, y le sugirió que lo que la princesa tenía era “mal de amores” y que la única forma de que se curase, era enviarla hacia el lejano sur, allende la cordillera y acostarla tres días y tres noches a la vera de una fuente rumorosa que fluía en el lugar.(Las termas). El emperador armó una importante comitiva con sus mejores hombres, puso a su frente a uno de sus más leales guardias y organizó la propuesta caravana trayendo a la princesa hacia donde hoy se halla el puente, maravilla de la naturaleza. La princesa permaneció tres días con sus noches a la vera del manantial y sorpresivamente se curó. Cuando iban a regresar al Tahuantisuyu, según la leyenda, vino un enorme aluvión por el río Las Cuevas, lo que les impedía cruzar para retornar a su país. Los leales indígenas que la custodiaban, formaron entonces un puente sobre el río con sus cuerpos entrelazados y quedaron “petrificados”. La princesa, el fornido jefe de la guardia y el resto de los indígenas pudieron así emprender el camino de regreso. Cuenta la leyenda que al llegar a su destino, la princesa contrajo enlace con el apuesto custodio que la había retornado al hogar sana y salva. Y colorín colorado…
El señor Giusti, padre. Detrás el Hotel
El turismo
Debo recordar que el primer folleto turístico de Puente del Inca tuve la suerte de diseñarlo y editarlo. Fue impreso en color sepia y en el margen dice: “Textos AADG” (Mis iniciales). Es posible que allí, halla comenzado mi vinculación con el turismo que persiste hasta hoy, más de 55 años después. En aquella época los micros de excursión llevaban 20 pasajeros y me dieron entre otras la misión de contar cada día cuántos pasaban raudamente por el hotel rumbo al Cristo Redentor. Multiplicábamos los micros por 20 pasajeros y le dábamos la cifra al gerente, don Carlos Lanati. Este dividía el resultado por 2 y ordenaba a la cocina preparar tantos cubiertos. Llegaron a servirse 500 almuerzos diarios, lo que obligó a ampliar el salón comedor con una estructura acristalada que por supuesto el alud también abatió.
El mejor vino francés
Mientras escribo estas líneas viene a mi memoria el recuerdo de los famosos vinos franceses que había en la "gambuza" del hotel, con más de 30 años de antigüedad. De noche nos introducíamos en ella y sacábamos una botella. Como llevaba tanto tiempo estibada, tenía borra o sedimento. Con una servilleta de seda blanca puesta sobre la boca de una jarra, volcábamos el vino. Una vez así "destilado", lo probábamos. Si no estaba malo, lo consumíamos. Si no, lo descartábamos...y tomábamos otra botella con el mismo procedimiento...Cosas de muchachos irresponsables...y curiosos.
El señor Giusti, padre. En Puente del Inca
"Un señor Perón"
En los años 50, la única bomba de nafta de la zona estaba junto al hotel, en el estacionamiento. Era manejada con una palanca bombeadora por un italiano de apellido Batista, cuya esposa era también empleada del hotel. Batista llevaba muchos años en Puente del Inca y había conocido a un oficial llamado Perón, mientras éste practicaba esquí en la entonces Compañía de Esquiadores de Alta Montaña. Nació entre ambos una profunda amistad, que se prolongó muchísimos años. Cuando ese oficial Perón llegó a ser nada menos que presidente de la nación, siguió carteándose con Batista y éste se regodeaba mostrándole a sus compañeros de trabajo y a los turistas las cartas que recibía de la Presidencia de la nación, firmadas nada menos que por el general Juan Domingo Perón.
Una ascensión “de mentirita”
Una expedición del Club Alpino Francés, fue la primera en ascender la pared sur del Aconcagua, con un saldo de dos internados en el Hospital Militar de Mendoza por congelamiento.
A su frente se hallaba René Ferlet, quien al regresar a su país escribió un libro sobre su presunta escalada.
Hotel de Puente del Inca 1934
La verdad es que Ferlet nunca subió a la cima. Como venía en viaje de luna de miel, recién casado con una bellísima profesora de castellano que conoció en Francia, permaneció todo el tiempo en el campamento base de Plaza Francia, adonde se le llevaban las provisiones desde el hotel.-
Una piqueta con el escudo en plata del CAF le fué obsequiada al empleado del hotel que le enseñara a la bella francesa a andar en mula por las morenas de Horcones y engalana una de las vidrieras de la Escuela Superior Internacional Islas Malvinas de Mendoza, a la que fue donada.
El amor todo lo puede...
Historia de una obsesión
Cuando advino la revolución de 1955, el gobierno entrante designó interventor a un marino capitán de navío. Profundamente enemigo de Perón y del peronismo, era obsesivo. Se trasladó a Las Cuevas - flamante villa que formaba parte de su jurisdicción - e hizo sacar de la hostería toda la vajilla y amontonarla en la plaza. El personalmente, con un martillo, rompió uno a uno cada plato, cada jarra y cada taza, porque llevaban impreso un escudito con el retrato de María Eva Duarte. (Parecido al que hoy aparece en los letreros con la figura de nuestra actual presidenta). Por supuesto hubo que reponer toda la vajilla de la hostería. Cómo sería su posición ideológica que, caminando por la estación ferroviaria vio apilados muchos cajones de huevos vacíos pero con su maples, que llevaban la inscripción "P.P.".Estaban allí esperando ser transportados de regreso a Mendoza,. Creyendo que P.P. quería decir Partido Peronista, los hizo quemar sin atender razón alguna. Como consecuencia de su desatino quienes le sucedieron tuvieron que indemnizar al verdadero dueño de los cajones: Pascual Palmada...(Por eso llevaban la inscripción P.P.).
Hotel de Puente del Inca 1939
De interés para filatelistas
Cuando se inauguró la villa Eva Perón - hoy Las Cuevas - el correo argentino había decidido emitir sellos postales con la efigie de la primera dama, en distintos valores.
El día de la inauguración, en la correspondencia despachada desde esa estafeta postal al país y al exterior se estampó un matasellos alusivo "día de emisión ", que hoy es una valiosa pieza de interés para filatelistas.
Solo alcauciles en lata y Hesperidina
Las Cuevas estuvo un año 90 días completamente aislada por las nevadas , en los años 50, cuando todos sus edificios (hostería, policlínico, correo, aduana, ferrocarril, migraciones, gendarmería, proveeduría, etc.) estaban ocupados por el personal de esos organismos y sus familias y por turistas que habían quedado allí aislados. Fue tanta la nieve que cayó ese año, que era necesario salir por la buhardilla del tercer piso de la hostería, caminar en la nieve por sobre la plaza --calcúlese la altura -- y entrar al policlínico que estaba enfrente, también por la buhardilla, para descender entonces hacia la planta baja. El largo bloqueo impidió durante ese tiempo la llegada de víveres, por lo que la población estable consumió todas las reservas, excepto dos: Hesperidina y alcauciles en lata. Ese llegó a ser el menú de las comidas al fin del bloqueo.
Tren llegando a Puente del Inca 1950
La fama de las aguas termales
También es interesante saber por qué la fama de las aguas termales de Puente del Inca, que hoy se pierden sin razón en el lecho del río Las Cuevas. Conocí entre otros, dos casos puntuales: el de un famoso neurocirujano cuyo nombre y apellido lleva una calle de Buenos Aires y el de la esposa de un famoso bodeguero de Mendoza, ambos ya fallecidos. Como disponían de posibilidades económicas, habían recorrido las mejores fuentes termales de Europa (Baden Baden, Vicchy, etc) pero en ninguna habían encontrado remedio a sus enfermedades. El neurocirujano padecía desde la primavera una impresionante soriasis en las manos que le impedía lógicamente ejercer su profesión. Llegaba en septiembre con guantes de lana para ocultar su mal y después de 15 días sumergiendo sus manos en las aguas sulfurosas de Puente del Inca, las manos recuperaban su aspecto normal. Por eso volvía año a año, cada primavera. Lo mismo pasaba con la señora del bodeguero. Tenía en su cuerpo enormes manchas como frutillas (rojas y ásperas) y después de un mes de baños termales y jornadas de sol en las orillas del río, las manchas desaparecían hasta el próximo verano.
Puente del Inca y sus aguas termales
Una experiencia desaprovechada
Cuando invitados por el gobierno de Francia fuimos a ese país y recorrimos las mejores fuentes termales de todo el territorio francés, tanto en el interior como sobre el Mediterráneo y el Atlántico y hasta Andorra, formaba parte del grupo el actual gobernador, Celso Jaque, a la sazón intendente de Malargüe y hoy gobernador de Mendoza. Pudo comprobar "de visu" la importancia del recurso termal no solamente en la medicina sino también como atractivo turístico y su impulso en la economía.- Hoy en Mendoza hay 136 fuentes termales oportunamente analizadas por la desaparecida Oficina Química Nacional, pero solamente tenemos dos en explotación real. Cacheuta y Los Molles. Puente del Inca sigue derramando sus aguas en el río...Un recurso médico y turístico que se pierde irremisiblemente minuto a minuto....año tras año.
Ciudad Eva Perón, actual Las Cuevas. (año 1951). Foto: www.mendozantigua.blogspot.com
Un final anunciado
Al Puente del Inca, un verdadero atractivo turístico, no le espera una larga vida. Año a año se va deteriorando más y nunca se hicieron los trabajos de refuerzo aconsejados desde los años 50 por la entonces Dirección Nacional de Arquitectura, casi simultáneamente con la construcción de la Villa Las Cuevas.
Es el mismo desinterés que se advierte desde hace años en el mantenimiento del camino desde Las Cuevas al Cristo Redentor o, más acá, desde Villavicencio a Uspallata.- Son íconos del turismo mendocino por los cuales nada se hace.....
Espero que quienes nos sigan vean concretados tantos anhelos.
Alfredo Del Giusti
Vista panorámica del Puente del Inca
Propaganda de Andinismo en Puente del Inca
Un Hotel de Gran fama y con visitantes ilustres
Hasta mediados de los 60, el anteúltimo eslabón en el camino a Chile estaba signado por la presencia del Hotel Puente del Inca y de la Compañía de Esquiadores. La casona, que había sido construida en 1925, supo convocar a la clase dirigente cuyana con sus lujos y aires de modernidad. Cada habitación tenía su propio baño termal, aguas que provenían de la grieta que se encuentra aún hoy detrás de las ruinas. La construcción soportó todo tipo de advertencias climáticas, antes de que sucediera lo peor.
El periodista Alfredo Del Giusti, cuyo padre construyó el comedor del establecimiento, recuerda que uno de los visitantes era el famoso dibujante italiano Athos Cozzi, creador para la revista Patoruzito de la tira “Tucho, de canillita a campeón”. “El hotel -refirió el cronista, hoy gerente de la Cámara de Turismo de Mendoza- recibía visitantes ilustres, que se bajaban del tren que los traía desde Buenos Aires, sin ni siquiera haber descendido en la estación central de Mendoza. Llegaban con grandes baúles, con los atuendos que lucirían durante el mes de permanencia en la montaña. Para el personal no era grato llevar esos bultos, sobre todo a la tarde, cuando según los lugareños la puna se hacía sentir más”.
Fuente: www.losandes.com.ar
Frente del Hotel Puente del Inca en sus comienzos
Puente del Inca en sus comienzos
Estación Puente del Inca en sus comienzos
Publicidad del Ferrocarril Trasandino, Mendoza
Su historia
Puente de Inca, un paso obligado para llegar hasta las Cuevas (límite con Chile), tiene una historia rica en anécdotas y en hechos. A fines del siglo XVIII pasar de Mendoza a Chile era una verdadera aventura que, en el mejor de los casos, llevaba una semana a lomo de mula.
Durante los fríos inviernos quien lo intentara corría el riesgo de morir congelado, por lo que fueron construidas en toda la zona “casuchas del rey” (época colonial) que servían de refugio a los correos que se animaban a semejante empresa. Mucho tiempo después el ferrocarril trasandino aceleraría las comunicaciones, pero no podría evitar una lucha desigual contra las condiciones climáticas de la zona. Aludes de agua, roca y barro lavaban en forma constante las montañas, arrasando todo.
En 1925 se construyó el Hotel Puente del Inca que representó para su época un verdadero lujo al que asistían las personalidades más importantes. Cada una de las habitaciones poseía su propio baño termal. La grieta de agua se encuentra aún hoy detrás de la amarillenta construcción, que debe su color a la gran cantidad de azufre que recibe. Luego de sobrevivir a varias amenazas climáticas, que previamente habían dejado inhabilitado el servicio del tren trasandino, el hotel fue destruido por el devastador alud de 1965. Un verdadero milagro fue que la fuerza de la naturaleza no pudo en esa ocasión arrasar la pequeña capilla colonial que aparece en donde provisoriamente se instaló el personal del hotel y los visitantes. Actualmente el hotel permanece abandonado, pero el lugar no deja de ser meta de los visitantes atraídos por sus colores. La terma que motivó la creación de la mayor parte de esta historia continúa hoy ofreciendo agua a la superficie, aunque su temperatura es menor que a principios de siglo.
Postal de la cordillera de los andes. Vias en Punta de Vacas
Antigua postal de la vias del ferrocarril y la cordillera de los andes
Leyenda del Puente del Inca
Mucho antes de la llegada de los españoles un gran jefe inca tenía un hijo enfermo afectado de parálisis y luego de intentar todo tipo de curas sin resultado escuchó que tierras al sur existía un lugar donde aguas curativas podían terminar con su desgracia. Sin dudarlo, preparó un grupo con los mejores guerreros y se dirigió a las altas cumbres. Cuando llegó observó asombrado las famosas aguas que salían de la tierra, pero antes de éstas existía un río torrentoso que le impedía llegar. Sus guerreros, para hacer realidad el sueño de su jefe, no dudaron en abrazarse unos a otros y formando un puente humano llegaron hasta el otro lado. El inca caminó por encima de sus espaldas con su hijo en brazos y llegó hasta la terma en donde encontró la buscada cura. Cuando volvió atrás su mirada para agradecerles a sus guerreros, éstos se habían petrificado y, según cuenta la leyenda, crearon el famoso ''Puente del lnca''.
Puente del Inca, Mendoza
Puente del Inca y la cordillera
Baños de Puente del Inca
El alud en la montaña que en 1965 sepultó a dos pueblos
El 15 de agosto de 1965 avalanchas de nieve arrasaron las localidades cordilleranas y causaron la muerte de 40 pobladores, la mayoría ferroviarios, y destruyo el Hotel de Puente del Inca.
El primer alud se produjo en Puente del Inca, cerca de las dos de la tarde del 15 de agosto de 1965. A la noche, alrededor de las 22.10, sobrevino el de Las Cuevas. Estaba nevando desde hacía una semana y a lo largo de la cordillera existía el temor de que algo grave podría ocurrir. Pero todo se desencadenó de golpe. Fueron dos tremendos mazazos de nieve, que cayeron sobre esas poblaciones fronterizas sin dar tiempo a que la gente se protegiera.
El más devastador de los fenómenos ocurrió en Las Cuevas, por entonces un pueblo de ferroviarios, entre quienes se produjo la mayor cantidad de víctimas fatales. El desprendimiento se produjo en el cerro Santa Elena y arrasó el barrio ferroviario, sepultando a varias familias. Antonio Burgos Santa Cruz, un control operacional de los rescates y tareas de auxilio, no se recuperó fácilmente del hallazgo del cadáver de un niño, que aún tenía en su mano un lápiz con el que hacía las tareas escolares al caer el rodado.
El alud se precipitó desde el cerro Banderita Sur y destruyó gran parte del hotel Puente del Inca, que había sido construido en 1925 y que convocaba año a año a lo más granado de la sociedad cuyana y a viajeros atraídos por sus aguas termales.
El desprendimiento perdonó, casi milagrosamente, a la capilla Nuestra Señora de las Nieves, que se levanta unos metros más arriba del hoy derruido hotel.
El derrumbe de nieve y piedras abrió las puertas del templo, trizó algunos vidrios y levantó chapas del techo, pero la estructura quedó intacta y así permanece hoy, custodiada por el personal de la Compañía de Cazadores de Montaña 8 “Teniente 1º Francisco Ibáñez”, que en los ‘60 se llamaba Compañía de Esquiadores de Alta Montaña.
Puente del Inca y de fondo el Hotel
Vista del Hotel Puente del Inca. Foto: Colección Morales
A la hora de la cena
En Las Cuevas, la sobremesa de la cena de muchas familias y compañeros de trabajo fue interrumpida brutalmente por el alud. “No escuchamos ruido alguno. Primero se apagaron las luces y luego vino el golpe. Permanecí cerca de 16 horas aprisionada por la nieve, sosteniendo a mi hijita Angélica María, hasta que nos encontraron”. El relato de Zulema Arias está contenido en la crónica de Los Andes, cuatro días después de la tragedia. A su lado murieron una prima y dos gendarmes, que cenaban en su hogar. El calor que les proporcionaron dos perros de la casa, Troy y Terry, contribuyó a que madre e hija salvaran sus vidas.
El auxilio terrestre no pudo llegar en las horas siguientes al fenómeno. Los pobladores que se salvaron empezaron a palear en busca de sobrevivientes, pero con muy pocas esperanzas. Un heroico puente aéreo mediante helicópteros fue sacando a los heridos.
Muchas familias quedaron destruidas, como los Orrego, que desaparecieron por completo. Sólo se salvó una chica de 15 años, que había bajado a la Capital por un tratamiento odontológico.
Una mínima parte de un montón de historias, en una zona que quedó tapada por siete metros de nieve.
Al empleado vial Jorge Espejo, hoy jubilado en Uspallata, le tocó bajar a varias de las víctimas fatales, junto con el capataz Argentino Gallardo. Luego lo asignaron a colaborar con la American Cables, la empresa que tenía a su cargo las comunicaciones telefónicas.
En Puente del Inca
Si el mayor saldo trágico se registró en la villa fronteriza que alguna vez se llamó Eva Perón, hoy Las Cuevas, algunos kilómetros más abajo se vivieron también momentos muy sombríos. Y otro tanto ocurrió en Polvaredas.
En Puente del Inca, asiento de la Compañía de Esquiadores de Alta Montaña, el alud fue vespertino. Un testigo de los hechos fue el sargento Gabino Cruz, un jujeño de Humahuaca, que todavía sigue afincado en la localidad turística. De estatura baja, el curtido militar tiene un envidiable estado físico, comprobable si alguien lo tiene que seguir por el terreno nevado. Era el entrenador de los perros polares que tenía el Ejército en la sede de los esquiadores militares. Cruz era uno de los pocos suboficiales que estaba en servicio esa tarde, al igual que el jefe, el capitán Gastón Driollet (ya fallecido).
En Puente del Inca también estaba el sargento 1° Edgar Depetris, un militar duro pero apreciado por los soldados, que alcanzó seis veces la cumbre del Aconcagua. Depetris pudo haber muerto en el episodio; los dos únicos soldados que murieron -Edmundo Aballay y Eugenio Godoy- habían estado con él unos momentos antes de la avalancha.
El suboficial, otro camarada, (Julio Larrea) y los dos soldaditos, habían cruzado hasta el hotel con un trineo, para traer provisiones que allí guardaba el Ejército. El gerente del hotel, Oscar Vitullo (31), los convidó a almorzar. Depetris declinó la invitación pero permitió que los dos conscriptos se quedaran, ya que el regreso a la unidad se presentaba riesgoso. Él no podía prever que minutos después la masa descontrolada se llevaría la vida de los jóvenes y del gerente, que fue hallado recién trece días más tarde. Estaba sentado en el sillón de la conserjería, sepultado por la nieve.
Camino Principal de la Villa las Cuevas. (Junio de 1970, Mendoza). Foto: www.mendozantigua.blogspot.com
Villa Eva Perón, actual Villa las Cuevas (año 1951,Mendoza). Foto: www.mendozantigua.blogspot.com
Cruz y Depetris coincidieron en que las continuas nevadas que venían registrándose hacían temer alguna contingencia. Pero una evacuación total no estaba en los cálculos y lo que hicieron los militares en los días anteriores fue dar el alerta general. Pero las precauciones no alcanzaron.
Algunas familias retornaron a Mendoza cuando se pudo, como la esposa del teniente Néstor Azuaga, que estaba a punto de dar a luz. Otras damas se quedaron junto a sus maridos. Así lo hizo Emma Sosa Vaquié , quien colaboró en las transmisiones radiales de rescate.
“Nosotros siempre vimos avalanchas grandes, pero no de esa envergadura”, recordó Cruz, que hoy administra un negocio de equipos para esquiar, a la orilla de la Ruta nacional 7.
La permanencia invernal de los grupos familiares en zonas proclives a sufrir avalanchas fue un gran debate de aquella época, que inclusive hoy se mantiene.
Fuente: www.losandes.com.ar
En la actualidad
A pesar de la penosa explotación actual, con puestos de artesanía de segunda mano, actualmente Puente del Inca es una localidad potencialmente turística desde el punto de vista del trazado del Tren Trasandino. Numerosas empresas tienen en la mira a este sitio para emplazar un centro turístico. Esto se encuentra en confrontación con organismos conservacionistas, que proponen un desalojo de la zona y su conservación. Se está a la espera del comienzo del proyecto de renovación del tren trasandino, que une Argentina y Chile, para poder vislumbrar algún futuro sobre esta enigmático paraje de montaña. Lastimosamente y aunque no sea creíble, la formación ya se vio influenciada por el paso del turista: se modifico el curso del agua y así también la mineralización. Se tuvo que desmembrar un pedazo de roca para que las autoridades se dieran cuenta del daño que se estaba produciendo, a consecuencia de esto, el paso por el puente está prohibido desde 2006.
Puente del Inca como se ve hoy. Foto: www.mendozainforma.com.ar
Puente del Inca, Mendoza. Foto: www.mendozainforma.com.ar
Alojamientos
En la zona se encuentra la Hostería Puente del Inca, situada sobre ruta Internacional N° 7 en el Km. 170, a 6 kms. del centro de esquí "Penitentes", esta hostería es ideal para quienes viajan en vehículos propios y desean pasar una semana llena de tranquilidad, disfrutando del centro de esquí. A 100 mts. de la Hostería se encentran las pistas del Ejercito y el Mini Centro de Ski Los Puquios (ideal para principiantes). También es punto de partida en verano para actividades de trekking, cabalgatas y Expediciones al Aconcagua.
Hotel Puente del Inca, Mendoza
Pintura de Puente del Inca, Mendoza
Hotel Puente del Inca, Las Heras, Mendoza
Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez
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