- Volver a
- Inicio
- Revista Digital
- Libros
Guía y Manual sobre el Monte Aconcagua
Restauración Fotográfica: Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez
AUTORES: Dr. Alfredo Eduardo Magnani y Luis Alberto Parra
EDITORIAL: Ediciones Dhaulagiri, Mendoza, Argentina
AÑO: Primera Edición, 11 de mayo del 1981
IMPRESO: Impresora del Sur, Buenos Aires, Capital Federal, Argentina
FORMATO: 18 x 22 cm.
PÁGINAS: 82
IDIOMA: Castellano
DIBUJOS DE RUTAS: Profesora Esther Carmona
Tapa del Libro Aconcagua Argentina. Primera edición, 11 de mayo de 1981
Autores: Alfredo Eduardo Magnani y Luis Alberto Parra
Treinta Años Después
- Por Luis Alberto Parra -
Caminábamos tranquilamente por la precordillera mendocina allá por 1980, tratando de llegar a una cumbre suave, solitaria y tranquila con mi maestro, amigo y compañero de aventuras (el desaparecido hace muy poco) Dr. Alfredo Eduardo Magnani.
Entre las muchas cosas que teníamos en mente y que desarrollábamos en las andanzas, era escribir un pequeño compendio sobre el Aconcagua.
Después del libro “Historia del Aconcagua” de Debiasey, Ugarte y Punzi (de los años ´50) no encontramos un libro que sirviera, desde lo práctico, a quienes visitan la montaña más alta de América.
Esta idea se mezclaba con otras como la de la creación del Parque Aconcagua, un centro de esquí para la difusión del deporte, liberar de trámites burocráticos a quienes quería hacer ascensiones y otro montón de cosas que se nos ocurrían.
Magnani ya era un experto escritor y yo con más ganas que técnicas ya había editado, un tiempo antes, una guía práctica en tres idiomas, sobre el Aconcagua.
Cuando le dimos forma en nuestras mentes, con muchas y largas charlas para ver una metodología de trabajo y al final de un tiempo que nos auto impusimos, decidimos ponernos a trabajar. Primero recopilar la información, hablar con muchos amigos montañeros y finalmente clasificarla y depurarla. Magnani puso la pluma y yo los datos técnicos y prácticos.
La impresión costó mucho más dinero de lo previsto (el fin no era el comercial) y el 90% de los mismos fueron obsequiados a nuestros amigos, clubes de montaña, bibliotecas, etc.
Fue un simple trabajo, útil para ese momento, y con el concreto objetivo de ayudar desde lo práctico a quienes nos visitaban para intentar el ascenso al Aconcagua.
En estas pocas líneas, agradezco a Dios que haya tenido en mi vida deportiva a un maestro como el querido “Petiso” Magnani, hoy sus cenizas descansan en el Cementerio de los Andinistas, en Puente del Inca y cerca de su querido Aconcagua.
Mendoza, 18 de junio de 2011
El Rudy Parra
Editorial Dhaulagiri, Mendoza, Argentina
Agradecemos la eficaz colaboración de:
Cnel. Valentín J. Ugarte
Prof. Esther Carmona
Prof. Beatriz Salas
Sra. Haydée Martha Bozzo
Dra. Ana María Palacios
Sr. José Luis Suárez Boulin
Geólogo Jorge Merta
Sr. Pablo Delpir Arenas
I.A.D.I.S.A.
Si subes una vez y te conformas serás sólo un aventurero exitoso. Si subes varias, un buen deportista. Pero si subes muchas y ayudas a subir serás un Guía.
Si sólo te preocupa tu seguridad, no subas.
Estando abajo nunca podrás caer. A lo sumo podrás quedar aplastado.
Salvador Nielsen
(Fragmento)
Dr. Alfredo Eduardo Magnani
Dr. Alfredo Eduardo Magnani
Veterano alpinista, ha escalado las principales cumbres de Los Andes desde el Perú a Tierra del Fuego y, en especial, los picos más relevantes de los Andes Centrales, entre ellos el monte Aconcagua, victoria que coronó a los dieciséis años de edad.
Ha recorrido la región del Aconcagua a través de la totalidad de sus laderas y valles y ascendido la mayoría de las cumbres menores que lo circundan. Se ha caracterizado, además, como un inquieto explorador, periodista y escritor sobre temas de montaña.
Realizó cursos en la Escuela de Ski et Alpinisme de Chamonix, Francia, y escaló las más importantes montañas de los Alpes franceses e italianos. En 1954 integró la Primera Expedición Argentina al Himalaya, que tuvo como objetivo el monte Dhaulagiri, de 8.170 metros mts., alcanzando su cordada una altura superior a los 8.050 metros. En 1976 formó parte de una expedición que realizó reconocimientos en la región del monte Everest, también en el Himalaya del Nepal.
Es autor del libro "Argentinos al Himalaya", colaborador de diversas publicaciones e especializadas y ex-profesor de la Escuela Superior de Turismo de la Provincia de Mendoza y del Instituto Nacional de Educación Física, actividades que alterna con el ejercicio de su profesión de abogado en la ciudad de Mendoza, República Argentina.
Luis Alberto Parra
Sr. Luis Alberto Parra
Joven deportista y dirigente del andinismo y el esquí, en la provincia de Mendoza, conoce con amplitud la zona del monte Aconcagua, la cual ha escalado por diversas rutas, como también otras importantes cumbres de la Cordillera Central.
Fue uno de los fundadores de la Asociación Mendocina de Actividades de Montaña, de la Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo, del Club de Esquí Cruz de Caña; jefe de la Sección Andinismo de la Policía de Mendoza y miembro activo de las patrullas de rescate. Posee el título de Instructor de Andinismo, además de haber efectuado diversos trabajos sobre el Aconcagua. Es representante en la Argentina de diversas instituciones deportivas y revistas especializadas en cuestiones de montañismo pertenecientes a diferentes países.
Ha sido asesor técnico de numerosas expediciones que intentaron ascender el monte Aconcagua por sus diversas rutas, por lo que ha recibido distinciones de entes oficiales y civiles.
Prólogo I
Las montañas no sólo encierran tesoros en sus ardientes y duras entrañas; sino ellas mismas son un tesoro por su capacidad de conservar la tradición oral, las costumbres; defender su acceso, la fauna, la flora los vestigios del pasado; también cierta "inocencia paradisíaca" en la gente que se ha quedado a vivir en un medio hostil, desapacible en especial para los que no conciben la vida humana sin todo el bienestar y malestar que ha traído el prodigioso e incesante crecimiento de la técnica.
La Cordillera de Los Andes, incluyendo los cordones de México, es el Tesoro de América Latina. Sobre un largo y ancho lomo, en sus valles, quebradas y abras, en sus mesetas y altiplanos se han asentado las culturas más significativas de la América Precolombina.
En Los Andes creció la patata, el cacao, el espléndido maíz, ese pan de América de suaves y dulces cercos de dientes, la poma o "fruta de oro" —el pomidoro— el tomate, refrescante y riente como la sandía.
En Los Andes viven los pequeños camélidos, frágiles, veloces, poseedores de un pelo fino y abrigado con que se hicieron las mantas de los príncipes aborígenes diseñados en las estelas, a quienes hoy se los encuentra vendiendo cerámicas en los mercados de la gran Cordillera.
Las regiones aisladas, los desiertos y sobre todo, las zonas montañosas, son la verdadera reserva, el "sanctuary", el santuario de lo intocable, el lujo de un planeta que, aparte de estallar demográficamente, por lucro y miedo se aglomera en poblaciones cada vez más densas y numerosas, aspirantes todas a alcanzar la dimensión de la megalopolis, la ciudad desmesurada, sin medida humana.
Rutas de la Pared Sur del Aconcagua. Dibujo: Esther Carmona
Quien posea montañas inhabitables o inaccesibles, a esta "bajura" de los tiempos, tiene el bien más inapreciable.
Si la humanidad de hoy continúa reuniéndose por afán de negocios y por el apetito de devorarse recíprocamente, y no se une bajo el signo de un ideal, de una persona superior, "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos", Mateo, 18, 20, se convertirá en lo que Jean Paul Sartre hace decir a un personaje de una obra famosa: "El infierno, son los otros".
Argentina, Mendoza posee el trozo más significativo de la Cordillera de Los Andes, donde crece, prócer, el Aconcagua. Ese centinela de piedra es el símbolo y la realidad de todo lo que se opone a la molicie, la vulgaridad, a las infinitas repeticiones fáciles de la moda en todo su ancho y pavoroso espectro.
Este manual indica con precisión los caminos para elevarse de la decadencia en que se vive y permanecer un instante, sólo un instante, en la altura, donde siempre han morado los dioses.
Mendoza, Argentina, febrero de 1981
Vicente Cichitti Marcone
Profesor de Filosofía y letras.
Miembro de la 2a. Expedición Argentina al Himalaya (Monte Dhaulagiri), 1956.
Prólogo II
Este manual del Aconcagua tiene muchos méritos; uno, entre tantos, es el de presentar ante nuestro asombro el Aconcagua, alto, vasto y voluminoso, armado y visto en su totalidad por la clara y prolija descripción de sus rutas de ascensión. Como un fácil rompecabezas queda compuesto el cuadro una vez que se han comprendido y ensamblado sus 7 u 8 rutas de acceso.
Hay breves y certeras descripciones geográficas de la Cordillera de Los Andes, y de su culminación, el Aconcagua. Las incursiones lingüísticas, geológicas, glaciológicas y climáticas completan como el hábitat donde vive, late, esa roca que ha atraído la atención de la gente amante de la disciplina de la montaña, de todo el mundo.
Este manual es un método para acceder a la cúspide del Aconcagua por encima de sus encantadoras —de riesgo vigilante y belleza— y numerosas laderas. Como todo el mundo sabe, técnicamente "método", significa hacer algo con un "camino" trazado de antemano. Los autores han transitado en la teoría y en la práctica esos "caminos"; por eso, pueden haberlos señalado y descripto con tan vivida precisión que aun el no especialista puede usufructuarlos y gozarse de ellos en su ascensión imaginaria previa a la real y atractiva que lo llevará a la meta.
Pared Sur del Aconcagua. Dibujo: Esther Carmona
Afortunadamente el montañismo está en un plano espiritual más alto que el deporte y todas las clases de juegos que actualmente sufren el deterioro de la "condición humana" exasperada por la secularización reinante.
Resistirá mucho tiempo a los embates de la facilidad, de la vanidad, o la propaganda del lucro, de la politización, que ha reducido a su mínima expresión la grandeza de las solemnes competiciones entre los hombres. Al héroe máximo de las suntuosas carreras de carro en Grecia se le daba como premio una simple corona de olivos.
Todavía el montañismo conserva esa humildad y decoro.
Mendoza, Argentina, febrero de 1981
Ulises Silas Vitale
Miembro de la 3a. Expedición Argentina al Himalaya (Monte Everest), 1971
Miembro de la 4a. Expedición Argentina al Himalaya (Monte Manaslu), 1979
Miembro de la 5a. Expedición Argentina al Himalaya (Monte Dhaulagiri), 1981.
La Cordillera de Los Andes - El Monte Aconcagua
La denominación de Cordillera de Los Andes, según la opinión de especialistas en la materia, no sería de origen científico si
no popular. Fue aplicada al conjunto montañoso del extremo oeste del Nuevo Mundo, especialmente en el sector sudamericano.
Se considera que es una modificación del vocablo quichua Antis con el que se individualizaba una serranía del Perú y que deriva de Anta, que a su vez significa metal.
Es la Cordillera de Los Andes una manifestación orográfica de impresionante magnitud, ya que constituye la cadena de montañas más larga del mundo. Posee aproximadamente siete mil doscientos kilómetros de longitud y sus especiales características merecieron que el conocido geólogo y explorador Windhausen dijera sobre ella:
"incluye en sus numerosos cordones un verdadero mosaico de trozos tectónicos de distintas edades y categorías, cuyo desciframiento constituye una de las tareas más atrayentes, si bien más penosas, de la ciencia geológica".
La Cordillera de Los Andes, en su extremo meridional, separa las Repúblicas de Argentina y Chile en una longitud meridiana que excede los tres mil kilómetros. Los grupos orográficos que la componen son más anchos en el norte y las pendientes, en general, son más abruptas sobre la vertiente pacífica.
Ruta Noroeste o Normal del Aconcagua. Dibujo: Esther Carmona
Entre los paralelos 24 y 30, Los Andes, dentro del territorio argentino, vecinos del desierto de Atacama, son áridos, secos y poco explorados. Contienen montañas de aspecto ruinoso y desolado. Las más elevadas son de origen volcánico. Comprende las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca y La Rioja y en ellas se yerguen más de doscientas cimas que superan los cinco mil metros y otras muchas que exceden los seis mil. Las cumbres más elevadas de norte a sur son: Llullaillaco (6.750 mts.); Ojos del Salado (6.870 mts.), la segunda cumbre de América; Bonete (6.850 mts.); Pissis (6.000 mts.); Cerro del Jagüel (6.780 mts.), etc.
Al sur del paralelo 30 se produce la transición hacia una zona templada y menos seca. Simultáneamente con la disminución en un casi 50% de su anchura, Los Andes ingresan en una zona donde las precipitaciones de lluvia y nieve son más frecuentes.
La Cordillera propiamente dicha presenta una línea doble de crestas que enmarca altos valles pertenecientes a la República Argentina.
Tres de los gigantes montañosos de América meridional se alzan en esta zona central de la cordillera, situados en las provincias argentinas de San Juan y Mendoza. Son ellos: el Mercedario (6.670 mts.), el Aconcagua (6.960 mts.) y el volcán Tupungato (6.650 mts.).
Los altos encadenamientos de la cordillera de Los Andes entre los grados 32° y 1/2 y 33° y 1/2 de latitud sur se desarrollan por lo general a lo largo del divorcio continental de aguas (Divortium Acquarium) formando en parte la frontera argentino-chilena.Este sector linda al norte con el Aconcagua y al sur con el Tupungato, y está dividido por dos profundos valles dirigidos de este a oeste que están unidos entre sí por los pasos de Iglesia y Bermejo (Cumbre, 3.799 mts.).
Del lado argentino o Atlántico y en las fuentes del río Mendoza se encuentra el valle de Las Cuevas y su prolongación el del río Mendoza y en el sector chileno o Pacífico, en las nacientes del río Aconcagua, el valle del Río Juncal.
El sector septentrional abarca las montañas del grupo del Aconcagua, el que constituye su cumbre máxima.
En el sur, es decir, en el valle del río Las Cuevas, dos cuencas tributarias conducen al corazón del sistema y penetran hasta el pie mismo del Aconcagua, son los valles de Horcones y de Las Vacas.
Próximos al Aconcagua y como cimas de segundo orden, se encuentran los cerros Almacenes (5.060 mts.) y Santa María (5.100 mts.). Al oeste del importante grupo se alzan dos altas cadenas con dirección norte-sur, entre las cuales surge la naciente del río Las Cuevas. Hacia el este se desprende la cadena que conforma el cerro Tolosa, con 5.370 mts.; Cerro de los Dedos, 4.960 mts.; Cerro Catedral, 5.300 mts. y las del Oeste, denominadas cadena del Portezuelo de los Contrabandistas y Paso de la Cumbre, conforman el divorcio de aguas interoceánicas.
Por intermedio del umbral transversal fuertemente englaciado del cerro Cuerno (5.400 mts.) que cierra los valles de Cuevas y Horcones por el norte, ambos grupos se encadenan con el macizo del Aconcagua.
Parte superior de la Ruta Normal y Ruta Noreste (Polacos) del Aconcagua. Dibujo: Esther Carmona
Al oeste del divorcio continental se alza el grupo del cerro La Parva (4.640 mts.), en territorio chileno.
El Cordón Penitentes, situado en la parte superior del río del Volcán, conduce desde el norte a las proximidades del Aconcagua, más exactamente a la cadena del Cerro Cuerno.
En el sector septentrional las elevadas montañas no coinciden con el divorcio de las aguas sino que se erigen al oriente del mismo. La cima del Aconcagua dista 12 km. de la frontera con Chile y 18 kilómetros de la línea del Ferrocarril Trasandino.
El monte Aconcagua, la cumbre más elevada de América, se yergue íntegramente en territorio argentino, en la provincia de Mendoza, entre los 69° 59 minutos de longitud oeste y los 32° 39 minutos de latitud sur.
La dilatada longitud de Los Andes Argentinos y sus variadas características exige un estudio clasificatorio de conjunto y otro particular de cada zona, para así caracterizar con aproximada exactitud, las particularidades de cada una de las regiones andinas.
El principal encadenamiento de la Cordillera de Los Andes como línea ininterrumpida, límite político y divorcio continental de aguas, no existe en la realidad. Si bien se advierte cierta unidad topográfica y geológica, Los Andes Argentinos ofrecen sectores tan diferentes entre sí que resulta necesario, ante la imposibilidad de su estudio en conjunto, analizarlas por regiones.
Pueden así individualizarse en Los Andes argentinos las zonas o regiones siguientes:
A) Región de la Puna;
B) Alta Cordillera Central de San Juan y Mendoza;
C) Sección de Transición;
D) Cordillera Patagónica Septentrional;
E) Cordillera Austral.
Específicamente y por su estrecha vinculación con el presente estudio nos referiremos seguidamente al Sector B, relativo a la Alta Cordillera Central de San Juan y Mendoza, donde se ubica el monte Aconcagua. Esta región constituye alpinísticamente una de las más interesantes de la Cordillera. Inmensamente elevada e imponente, ofrece un paisaje desolado, carente de árboles, sin praderas, con pastos rígidos, matorrales bajos y espinosos, vegetación que disminuye paulatinamente en tamaño y cantidad al alcanzar los 4.000 metros de altitud.
Glaciar Este de la Ruta Argentina en el Aconcagua. Dibujo: Esther Camona
Las formas abruptas propias de las altas montañas se observan tan sólo en las cumbres prominentes. El resto está dominado por planicies de destrucción, con clima seco y elevadas alturas situadas entre los cuatro y cinco mil metros.
Este sector cordillerano contiene la Cordillera Real que en San Juan y Mendoza logra su más imponente desarrollo a través de dos cadenas claramente definidas: la Cordillera Occidental limítrofe con la división continental de aguas y la Cordillera Oriental separada por los cursos superiores de los ríos que discurren por valles longitudinales. Emerge en este sector la precordillera que en la latitud de los 30° comienza a separarse formando un tercer cordón más oriental que los anteriores.
Entre la Pre - Cordillera y el Cordón Oriental, desde los 30° comienzan los grandes valles o bolsones de Rodeo, Iglesia, Calingasta y Uspallata, que se prolongan hasta el río Mendoza dibujando una línea de separación orográfica y geológica en sus 400 km. de extensión. La Pre - Cordillera es un elemento típico de la orografía argentina, intercalado entre la cordillera de Los Andes, en el oeste y la Sierra Pampeana en el este.
El cordón oriental hasta el Aconcagua es el más elevado, pero, al sur de la cuenca del río Mendoza, la cordillera del límite se levanta como un macizo abrupto, fuertemente englaciado, imponente (Cerros Juncal, del Plomo, Polleras, etc.), a los que siguen importantes volcanes tales como el Tupungato, Bravard, San José, Maipo y otros.
Parte superior de la Ruta Suroeste del Aconcagua. Dibujo: Esther Carmona
In Memoriam
Un sentido homenaje dedicamos a los deportistas de diversas nacionalidades que perdieron su vida en la lucha contra el Aconcagua y cuya nómina es la siguiente:
1 |
1926 |
Normal |
Juan StepanecK |
Austríaco |
Croquis de la ruta Suroeste del Aconcagua - Filo Marmillod. Dibujo: Esther Carmona
Índice
Pág. 7 |
Capitulo I |
La Montaña en la Tradición e Interpretación de la Cultura Mundial |
Ruta Noroeste o Normail a las Cumbres Norte y Sur del Aconcagua. Dibujo: Esther Carmona
Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez
Es nuestra misión dar a conocer la Cultura de Montaña Argentina y por lo tanto es prioritario que si es utilizado nuestro material visual, acuerden con la institución su uso. Si están interesados en el material fotográfico del CCAM, le sugerimos que se contacten a: info@culturademontania.org.ar
Todo el material fotográfico del CCAM es restaurado y publicado en alta resolución.