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- HISTORIA DEL MONTAÑISMO -



Las Grandes Polémicas del Montañismo. Parte II
- por
Jorge Gonzalez, Escritor -


Jorge González
Jorge González

En la historia del montañismo,  se han instalado algunas polémicas que giran alrededor de la interpretación a la que dieron lugar las conductas y acciones de diferentes protagonistas de renombre en el tema. Polémicos por sus actitudes o en definitiva por las  elecciones que hicieron en su momento, camino al logro de sus objetivos. Aunque cada uno de ellos sienta  que está justificado, sus decisiones siguen siendo motivo de diferentes interpretaciones.  La montaña muchas veces no tiene nada que ver con ello y sólo resulta el ámbito en el que afloran  aspectos de la naturaleza humana con todos sus componentes de vanidad y coraje que suelen manifestarse en estos casos. Algunas viejas y famosas discusiones se plantean en torno a si determinada cima fue conquistada y, en algunos casos, los protagonistas no son los cuestionados (Mallory-Irvine) pero, la misma historia, además de opiniones técnicas, ha sumado consideraciones de carácter ético.

Ver también: Las grandes polémicas del montañismo. Parte I

Nanga Parbat - Rupal - 1970

Ubicación del Nanga Parbat, Himalaya.
En 1970 estaba virgen la terrorífica cara del Rupal Sur del Nanga Parbat en el Himalaya. Se trataba de una pared de 4500 metros de desnivel de alta dificultad. Dos personajes se unirían y enfrentarían después por la conquista de esta pared. El jefe de la expedición, el Dr. Karl Herrligkoffer, “infatigable y obstinado médico muniqués” que era un hombre muy experimentado en la dirección de expediciones y “la figura más relevante de los años ‘70” el ítalo-germano Reinhold Messner en el que de depositaban grandes esperanzas de vencer la montaña.

En la descripción de la personalidad de uno de los personajes, Herzog anticipa parte de sus actitudes y con ello conocer a que edificio de valores acude en sus acciones. Dice de Messner: “De una manera rapidísima, impulsado por una singular voluntad de poder, intentó afirmarse y consiguió en breve tiempo imponerse humana y socialmente, tanto por sus hazañas como por el rigor de sus opciones. Duro consigo mismo, inexorable con los demás, consiguió forjarse poco a poco, ayudado por el éxito, una imagen pública inspirada en el arquetipo del superhombre insensible a los sufrimientos físicos, incluso los más vivos, pero en contraposición vulnerable a los impulsos del subconsciente. Algunos lamentaron su deseo de disfrazar su personalidad, quizás algo insegura, contrariamente a las apariencias. Otros trenzaron los laureles a este caballero de los tiempos modernos y agradecieron sus grandes conquistas. Sea lo que sea, la realidad es que, reservado o ambicioso, idealista o egocéntrico, humanista o temperamental, Reinhold Messner ostenta la máxima categoría dentro del alpinismo contemporáneo.”

Puntualmente y sobre lo que dio después lugar a la discusión entre ambos se lee: “Después de una viva controversia, se acordó que se anunciara el mal tiempo lanzando desde abajo una bengala roja. Si la bengala fuera azul, significaría que las previsiones eran buenas. En el primer caso, debía suspenderse cualquier tentativa de escalada. En el segundo, el asalto debía efectuarse. Si el tiempo fuera incierto, se lanzarían dos bengalas, primero una azul y a continuación una roja. El código era claro. Su interpretación no lo era tanto. En caso de cometerse un error, o producirse una confusión, la lógica de cada cual podía diverger y acabar todo en drama.”

Reinhold y Günther Messner protagonistas de la tragica expedición al Nanga Parbat en 1970.Lo cierto fue que el tiempo se presentaba bueno y los partes meteorológicos indicaban lo contrario. Se lanzó una bengala roja pero Reinhold no deseaba perder la oportunidad. Junto a su hermano Günther, logran la cumbre venciendo la temida pared. Sin embargo, Günther no estaba entero y propuso bajar por la vertiente del Diamir, del otro lado, la cara que parecía mucho más “amigable”. Reinhold sólo había visto la pared por fotos pero aceptó la propuesta. Soportaron un vivac y Günther se debilitaba cada vez más. Reinhold buscaba el camino y volvía a ayudar a su hermano y en una de esos pasajes, un alud sepultó a Günther para siempre. Lo buscó durante un día y dos noches y siguió bajando casi como un autómata. En el libro de Reinhold Messner “Solo” (Editorial RM, Barcelona, 1980) hay un comentario sobre aquella aventura: “Constituye una impresionante odisea y una de las mayores hazañas en la historia del alpinismo la protagonizada por Reinhold Messner tras la muerte de su hermano. Desesperado, agotado, sin alimentos, con varios dedos de los pies congelados y dándose ánimos a sí mismo continuamente en una decidida voluntad de vivir, descendió por el Valle del Diamir, hasta que por fin topó con unos campesinos, los cuales le ayudaron a continuar, y por último lo transportaron el tramo final hasta la carretera del Indo, a la altura del puente de Bunar. Allí lo recogió un oficial con un jeep militar ...”

Al no regresar los Messner al campamento base, los miembros de la expedición pensaron en dos posibilidades: o habían tomado la arista Sudoeste que les hubiera permitido alcanzar la parte superior del valle del Rupal o habían bajado por la cara del Diamir. El jefe de la expedición envió inmediatamente un equipo al valle superior del Rupal pero nadie había oído hablar de que unos extranjeros hubieran descendido de la montaña. Con respecto al Diamír, las autoridades fueron informadas de que tenían que socorrer a dos sahibs, probablemente en un estado precario. Incluso fue solicitado un helicóptero. El doctor Herrligkoffer decidió levantar el campamento, y la expedición se dirigió a Gilgit. donde finalmente encontraron a Reinhold Messner y se enteraron de toda la historia. Cuando regresaron a Europa, un conflicto público enfrentó al alemán Herrligkoffer y al tirolés Messner. Graves acusaciones fueron sostenidas por Reinhold Messner contra el jefe de la expedición, que se publicaron en los periódicos y, posteriormente, en un libro titulado “La Bengala Roja”. Messner acusaba al doctor Herrligkoffer de no prestar asistencia a personas en peligro; y éste, por su parte, hacía responsable a Reinhold de la muerte de su hermano. El pleito se dirimió ante el Alto Tribunal de Baviera, cuyo fallo prohibió al alpinista tirolés proseguir sus acusaciones y ordenó la retirada de la circulación del libro.

Muchos años después de la tragedia, en el 2004, se encontró un peroné en la vertiente Diamir de la montaña, y los análisis encargados por Reinhold a una universidad alemana revelaron que, efectivamente, el hueso perteneció a su hermano, lo que confirmaba la versión del alpinista. Ahora, el director de cine alemán Joseph Vilsmaier, autor de películas como “Stalingrado” o “Comedian Harmonist”, quiere llevar a la gran pantalla esta emocionante historia de muerte, celos, éxito, juicios, sospechas... para lo que se reunió con Messner para obtener su versión de la historia.

Ver también: Crónicas del Nanga Parbat


Everest sin oxígeno -1978

Ubicación del Monte Everest, Tibet.

El personaje Reinhold Messner vuelve a la polémica al hablar de un nuevo desafío: el Everest sin oxígeno y, en sus argumentaciones, rompe con los límites establecidos. Ante lo técnico hay una postura ética de Messner aunque luego priman la intolerancia y las susceptibilidades en el campo de las conductas humanas. En relación a la montaña lo menciona de este modo: “No escalo montañas por conquistar sus cumbres. Entonces, ¿por qué lo hago? Me coloco en situaciones extremas para conocer mis miedos, mis dudas, mis entusiasmos. Tal aventura queda disminuida tan pronto como el hombre, en su ambición, se sirve de la técnica. La montaña más alta se contrae al contacto de las clavijas, los aparatos de oxígeno y los cientos de porteadores que acompañan al alpinista. Quien hace uso de la botella de oxígeno degrada al Everest a la condición de montaña de seis mil metros”.

“Una montaña se agota rápidamente si el hombre no usa con moderación los medios técnicos de que dispone, es decir, cuando está más interesado en conquistar la cumbre que en conocerse a sí mismo. Aquel que, en alpinismo, no confía en sus propias fuerzas, por lo que utiliza aparatos y drogas, se engaña a sí mismo, engaña a su propio yo. La mascarilla de oxígeno es como un muro entre el hombre y la naturaleza; es un filtro que impide sensaciones de ensueño”.

“Las montañas son algo tan elemental que el hombre no tiene el deber ni el derecho de someterlas con los medios que la técnica pone a su alcance. Sólo aquel que se aproxime a ellas con humildad y modestia en la elección de los medios auxiliares, puede experimentar la armonía del mundo. De repente empiezo a acariciar esta idea: subir hasta que la montaña se acabe o caer para no levantarme más”.

El libro de Reinhold Messner sobre esta conquista, la primera del Everest sin oxígeno.  Habeler-La versión de Peter Habeler sobre el primer ascenso al Everest sin oxígeno.

Reinhold Messner y Peter Habeler lograron esta hazaña el 8 de mayo de 1978. Cada uno de ellos publicó un relato de la expedición, Messner el que tituló “Everest sin oxígeno” ( Editorial RM, Barcelona, 1979) y Peter Habeler “Victoria en solitario” (Grijalbo, Barcelona, 1981). Sin embargo, a pesar de compartir este logro, surgieron entre ambos importantes diferencias que no volvieron a reconciliarse. Se habían puesto de acuerdo en que si alguno de los dos tenía un problema, el otro continuaría escalando o descendiendo si fuese el caso. Sin embargo, Habeler ayudó a Messner cuando al bajar estaba prácticamente ciego por haber perdido sus antiparras. Que Habeler lo dijera en su libro, molestó a Messner. Ya no volvieron a constituir una cordada y Messner es explícito cuando al final de su libro habla de un nuevo proyecto: el ascenso al K2 y dice que “Habeler no formará parte de la expedición”.

Everest - 1996

Por encargo de la revista de alpinismo “Outside” de los Estados Unidos, Jon Krakauer viajó a Nepal en marzo de 1996 para sumarse a una expedición guiada al Everest y escribir un artículo sobre el fenómeno de las expediciones comerciales al “techo del mundo”. Krakauer llegó a la cumbre pero vivió una verdadera tragedia. Después de la publicación de su artículo escribió un libro que se llama “Mal de altura” (Ediciones B S.A., Barcelona, 1999).

Foto tomada el 10 de mayo a las dos y diez de la tarde por Scott Fischer desde la base del escalón Hillary mirando hacia arriba. Alli se ve el atascamiento y a Doug Hansen (en primer plano a la izquierda) esperando su turno para subir por la cuerda fija.Personalmente creo que, lo apasionante de este libro, no es solo el modo en que Krakauer hace el relato de lo sucedido sino además lo “predecible” que parece su desenlace aún para un lector neófito en cuestiones de alpinismo. Del comentario de la contratapa de la primera edición (marzo de 1999) transcribo: “Mientras Krakauer empezaba el largo y peligroso descenso tras coronar la cima, otros veinte escaladores de su grupo seguían empeñados en alcanzarla sin advertir las nubes que empezaban a cubrir el cielo. Seis horas más tarde y tres mil metros más abajo, Krakauer llegó a su tienda helado y sufriendo alucinaciones por la falta de oxígeno. Seis de sus compañeros no habían regresado. Cinco sucumbieron a la tormenta y a un sexto hubo que amputarle la mano”.

En “Mal de altura” se describen las circunstancias que provocaron aquella tragedia y Krakauer “arremete contra la ambición de los guías, la inexperiencia de los escaladores y la banalización del montañismo”. El periodista, cuestiona seriamente la actitud del guía ruso Anatoli Boukreev de subir sin el empleo de oxígeno artificial llevando clientes.

Esto explica que se expusiera a un enorme desgaste, no solo por el esfuerzo sino también por el intenso frío y, en consecuencia, de que bajara rápidamente y antes que sus clientes dejándolos sin protección. En noviembre de 1997 salió a la venta un libro titulado “The Climb” [La escalada] que es la versión que Anatoli Boukreev le contó a un norteamericano de nombre G. Weston De Walt sobre el desastre de 1996 en el Everest. Boukreev se había molestado mucho por el modo en que fue retratado en “Mal de altura”, motivo por el cual una parte importante de “The Climb” está dedicada a defender su actitud en el Everest, a poner en tela de juicio la versión de Krakauer y a difamarlo por falta de integridad periodística. Queda involucrado el escalador Reinhold Messner al cual acuden uno y otro para contar con su aprobación o no a las posturas enfrentadas. Según Boukreev, Messner asintió a que su actuación había sido la correcta. Según Krakauer, Messner grabó en una entrevista su opinión de que había sido un error subir sin oxígeno embotellado y abandonar a los clientes. Lo cierto es que nueve víctimas recuerdan que los hombres son muy pequeños ante las grandes dimensiones de la montaña y que la masificación del deporte y el dinero puesto en juego en estas expediciones comerciales, son factores desencadenantes de sus peligros reales.

 
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