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Camino al Everest. La aventura de tres argentinos a la cima del mundo
04/2010
- por Leonardo McLean -
Damián y Willie nuevamente el Everest, como guías de Leonardo McLean.
El segundo argentino que intenta completar el Seven Summits, el circuito de las cumbres más altas
de cada continente.

Campamento base, Everest
Paisaje marciano a 5400 metros
Everest; 5400 metros.- Ya en el campamento base. ¡Cuántas cosas pasan cada día en esta expedición! Los avances que hacemos, la altura que vamos ganando y como nos vamos moviendo de una situación a otra… ¡Más y más adentro en el corazón de los Himalayas!
Lo último que les comenté fue nuestra llegada a Pheriche, que, aún a sus 4200 metros de altura, podríamos decir que no nos encontrábamos en zona de alta montaña…

Porteadores en la travesía hacia el Everest
Nos quedamos dos días. El primero para hacer una escaladita a un piquito de 5100 metros. Subimos, tomamos unos mates, fotos y unas entrevistas/comentarios de video… Es que con Damián y Willie estamos llevando 3 mini DVD HD, porque queremos ver si podemos hacer una serie de videos de la expedición; vamos filmando material y veremos qué sale.
El siguiente día descansamos. Así dimos tiempo a nuestros cuerpos a que vayan entendiendo qué es eso de estar a 5000 metros…. Les puedo asegurar que cuesta y mucho.
Ni bien salimos de Pheriche rumbo a Lobuche todo fue cambiando. La vegetación comienza a desaparecer, la tierra de a poco se convierte en roca, las tardes soleadas y agradables, en ventosas y frías.
Seguimos subiendo paralelos al río Khumbu. Nuestro sendero ya es más irregular, con subidas y bajadas. A medio camino tuvimos que cruzar el río por un puentecito de madera, pero antes de hacerlo debimos esperar que un porteador con sus yaks lo cruce. Qué mansedumbre la de estos animales vacunos, con andar regular… muy despacito van llevando una muy pesada carga.

Los yaks con sus cargas y el Everes de fondo
La llegada a Lobuche es bastante dura ya que hay que hacer un ascenso de unos 500 metros por un sendero de rocas y piedras sueltas. Por suerte el Lodge al cual llegamos, a pesar de su no muy buen aspecto, era confortable y la comida que nos sirvieron fue una de las mejores en el trecking.
Ya esa noche, primera cercana a los 5000 metros, el sueño fue un tema difícil de conciliar. Uno de los primeros efectos que causa la altura es la falta de sueño… Me costó mucho arrancar, cada dos por tres me despertaba, ya con bastante frío también. Por suerte no tuve en ningún momento molestias o dolores de cabeza, algo muy común en estos primeros días en altura.
El siguiente paso fue Gorachek que se encuentra sobre la ladera de la morrena (sedimento) que en su momento dejó el avance del Glaciar Khumbu. Gorachek es un paraje que sólo cuenta con un par de lodges.
El sendero desde Lobuche es un subir y bajar por viejas morrenas de rocas y polvo rocoso. En varias oportunidades tuvimos que dejar pasar lerdas caravanas de yaks llevando sus cargas. Esto nos obligaba a salir del sendero entre rocas, de salto en salto, procurando no caer… Y, sobretodo, no sofocarnos en estos primeros esfuerzos ya arriba de los 5000 metros.
Una vez que dejamos nuestras mochilas y el equipo en el Lodge trepamos el cerrito Calapatar de 5600 metros. Desde ahí tuvimos una vista increíble del Everest, el Lotse y el Nuphse. Pudimos ver la ruta que tendremos que recorrer una y otra vez, subiendo y bajando, cada vez más alto en nuestro entrenamiento yendo de un campamento a otro de altura.

Leonardo McLean en frente del Everest
Con claridad se ve el Collado Sur, la cumbre Sur, el escalón Hillary y la gran cumbre. Les confieso que me quedó todo eso muy grande. Unas nubes y un fuerte viento se percibían por sobre el Everest… Más que nunca tuve que pensar en el “ahora”.. lo siguiente fue concentrarme en bajar ese cerrito y seguir el camino, no pensar en el mañana… Y, en ese momento, se hizo eco en mi cabeza aquello que una vez me dijo una Santa… “Nada te turbe, nada te espante…. En esta vida todo pasa… Solo Dios basta”. Y que necesidad, en esta enorme inmensidad, me hizo rezar un rato.
Esa noche en Gorachek el sueño volvió hacer de las suyas. Dormir un rato, otro desvelado, ida y vueltas en la cabeza, ahora sí con un poquito de molestias. Hay momentos que parece que la noche no pasa, todo es oscuro, incluso nuestros pensamientos… Con fuerza y la experiencia de otras montañas pude contener las cavilaciones.
¡Ya de día! Salimos en nuestro último día de aproximación al campamento base. El sendero es muy irregular, de a ratos desaparece entre grandes rocas que tenemos que saltar con mucho cuidado.
Más y más adentro del Khumbu, ya divisamos el campamento base, justo por debajo de la temible Cascada de Hielo, el tenebroso Khumbu Ice Fall, que en la historia de la escalada de esta montaña fue donde más muertes se produjeron tanto de escaladores como de sherpas. Es el paso obligatorio y muy riesgoso para acceder a los campamentos de altura y la ansiada cumbre.
¿Quieren saber cómo es el campamento base? Se los dejo para la próxima, porque primero quiero entenderlo yo, pues la primera impresión es medio extraña… ¡Un paisaje que podría interpretarse como marciano!

En el campamento base y junto con el Jefe de Sherpas
Fuente: www.lanacion.com
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