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Octubre 2013 – Revista Digital Nro 43
Exploración a las Cascadas escondidas, Chile

La Aventura de expedicionarios en los años 1974 y 1975

- Por Julián Atilio Ramírez y Juan Carlos Jacky -
Colaboración de Jorge González


Restauración Fotográfica:
Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez

Agradecemos a Juan Carlos Jacky, la oportunidad de poder publicar estas aventuras y compartirlas con todos ustedes.

Guillermo Martin
Director del CCAM

 

Guillermo: Estoy muy agradecido por la publicación de nuestras expediciones de 1974 y 1975. Es una historia muy rica, en el diario de Fray Francisco Menéndez que está en la Biblioteca Nacional, es increíble lo que realizo ese hombre, en aquella época, (1783), la expedición de Tito Juárez y Manolo Puente del CAB, vuelve al mismo lugar en 1961, casi 200 años después con otra tecnología, y luego nosotros con otro salto tecnológico en 1975, pero hoy en el 2013 con celulares satelitales, GPS, etc. seguiría siendo difícil, por eso resalto el mérito de los pioneros.
Gracias nuevamente, un abrazo, Juan Carlos Jacky.


La ubicación de las "Cascadas Escondidas" se encuentran en territorio chileno, en la región de los ríos Vodudahue y Vidal Gormáz, fue conocida recién en el año 1961, merced a la expedición del Centro Andino Bariloche, partiendo desde Argentina, desde la ciudad de Esquel y desde allí yendo hacia el oeste, su posición es: Latitud sur 42º 35' y longitud oeste 72º 16' 30".

Los expedicionarios frente a las Cascadas Escondidas. Foto: Arnolfo Gramajo

Integrantes: Manuel (Manolo) Puente jefe de la expedición – topógrafo y constructor de 30 años, Oscar Palacios – profesor de 37 años, Francisco N. (Tito) Juárez- periodista de 27 años, Arnoldo Gramajo – fotógrafo y cameraman de la expedición, maestro de 43 años y Enrique Busch – piloto comercial de 25 años.

Las cascadas se encuentran sobre el río Vidal Gormáz, de origen glaciar y se componen de tres saltos, el inferior alrededor de 100 metros de alto, con una base de 40 m, el intermedio de 80 a 90 m. y el superior de 70 a 80 m. Los tres saltos suman una caída de 270 metros, pero en épocas de grandes lluvias pueden convertirse en un único salto de casi 400 metros de altura.

Ubicación del Cerro Ojos del Salado, Provincia de Catamarca, Argentina

Ruta (línea blanca) seguida por los exploradores para llegar hasta las cascadas escondidas. Mapa satelital, Chile

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Ubicación del Cerro Ojos del Salado, Provincia de Catamarca, Argentina

Mapa histórico de la zona explorada a las cascadas escondidas, P. Fray Menendez, Chile

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Su historia

Un franciscano de nombre fray Barrientos penetra con un indio en el Valle Vodudahue y no regresa mas, fue en el año 1777.
Al año siguiente, 1778, el padre mercedario Tomás Tallevoire sale en su búsqueda con varios hombres de Chiloé, pierde las huellas de machete y regresa.

Entra en escena fray Francisco Menéndez, preclaro misionero y brillante explorador cuya obsesión es encontrar la legendaria Ciudad de los Césares. En diciembre de 1783 parte de Dalcahué en la isla de Chiloé, navegando en un débil esquife los 150 km. de mar hasta el fiordo Comau y remonta el río Vodudahue por casi 4 km. hasta la desembocadura del Reremú. Lo acompañan l6 indios y pobladores de la zona, gente fuerte y acostumbrada a la lujuriosa vegetación. Los expedicionarios inician su viaje por tierra hacia las lejanas soledades cordilleranas pero el valle se protege; la vegetación exuberante y las persistentes lluvias son los mayores obstáculos. Diez hombres abren la brecha en la selva y cuando la lluvia amaina la caravana avanza. La comida se compone exclusivamente de pescado ahumado, carne charqueada y harina. El 7 de enero de 1784 encuentra las cataratas que consigna en su diario como: “...un río caudaloso que baja de una barranca en la cordillera y forma un salto que pone miedo, este salto está en un recodo, y no se ve hasta que no se va acabando de vadear, pero se siente el ruido que hace..." Sus vestimentas convertidas en andrajos por la selva se secan de la constante lluvia sobre sus mismos cuerpos; pero a pesar de ello continúan y llegan a la cordillera divisoria regresando poco después al Pacífico por falta de víveres.

Tres años más tarde, en noviembre de 1786, vuelve al valle el Padre Menéndez, retomando su antigua ruta a través de la tupida selva y pasa por las cataratas, siguieron su viaje hasta la cordillera, cruza esta por un paso al que denomina De la Cruz (hoy Paso Menéndez) y adelanta el último punto alcanzado por la expedición anterior, llegando por fin a las orillas del lago hoy llamado Menéndez. Construye balsas de madera y luego de 20 días navega al igual que a otro (Futalaufquen) llegando después hasta las pampas patagónicas donde hoy está Trevelin. Convencido de la inexistencia en esos lugares de la misteriosa ciudad, regresa por el mismo camino al Pacifico, cumpliendo de esta manera tan asombroso viaje de 57 días durante los cuales ha recorrido 600 kilómetros de ríos, selvas, lagos y mar.

En 1863, un marino chileno, el teniente Vidal Gormáz, rehace la ruta de Menéndez y llega a los saltos, la descripción que hace de los mismos, permite reconocer inmediatamente el cuadro que pintaba el misionero; desde este lugar el marino regresa a la costa, las expediciones anteriores son compiladas por el explorador Fonck, en los diarios de Menéndez, y al intentar el bosquejo de las marchas de los descubridores, originan confusiones en los mapas de la zona, pues ríos, valles y pasos cordilleranos estarán sujetos a una serie de errores.

Otro viaje lo lleva a cabo un técnico de la VII Comisión Argentina de Límites llamado Schiebeck, que explora un afluente del Vodudahue, denominado Barceló y cruza la cordillera por el Paso Oyarzún bajando por el arroyo Navarro hasta el Lago Menéndez, corría el año 1897.

Se tienen vagas referencias de un intento llevado a cabo por el Capitán Fajardo de Chile, que no llegó a buen término; y de algunas personas de Puerto Montt, alrededor del año 1946 de muy improbable éxito.

En el año 1961, una expedición del Club Andino Bariloche integrada por quienes se mencionan al comienzo de este informe y denominada como "5ta Expedición Patagónica” llega hasta las cataratas, fija su exacta posición, da un cálculo aproximado de su altura y del río que las forma. Luego de un angustioso cruce de la cordillera, logran llegar al Lago Menéndez, donde son rescatados.

Se tiene también conocimiento de una expedición argentina que intentó entrar por el Fiordo Reñihue, no logrando llegar a las Cascadas y  perdiendo la vida uno de sus integrantes, hay referencias también de una expedición que intentó llegar iniciando su ruta por el Lago Menéndez, pero tuvo que desistir a los pocos Kilómetros de haber penetrado en la zona.

Integrantes de la expedición en el Ferrocarril Roca rumbo a Esquel

Nuestra expedición se planteó como itinerario remontar el lago Cisne y luego el arroyo Navarro, cruzar el paso Oyarzún y descender por el río Vodudahue hasta alcanzar las Cascadas. El regreso se haría por la misma ruta. Si bien el recorrido era más largo que el de las anteriores expediciones, ofrecía la ventaja de equipar una ruta con provisiones para el regreso, tener la senda abierta para la vuelta y evacuar rápidamente a cualquier herido o enfermo. El estudio del material bibliográfico-bastante escaso por cierto- y la información suministrada por los integrantes de la expedición del Club Andino Bariloche, nos dieron una idea aproximada de la zona: varios miles de milímetros anuales de lluvia, exuberante vegetación que obliga a abrir picadas y terreno muy abrupto. La expedición se preparó con un entrenamiento previo de diez salidas durante las cuales se realizaron prácticas de apertura de sendas, vadeos de ríos, escalada, ensayo de provisiones y equipos.

El día 30 de diciembre de 1973 partimos desde Buenos Aires con rumbo a la ciudad de Esquel, con los siguientes objetivos:

a) Llegar hasta las Cascadas, fijar su altura exacta, y documentarlas fílmica y fotográficamente.
b) Documentación de los glaciares de la zona, a fin de elevar un informe al Instituto Nacional del Hielo Continental patagónico.
c) La recolección de muestras de plancton de los distintos ambientes a recorrer, a fin de ser enviadas Museo de Ciencias Naturales (Departamento Limnología) para su posterior estudio, (los primeros resultados de dicho estudio arrojaron el descubrimiento de “tecamebas” –amebas con cáscara- solamente conocidas en la costa de África ).

Integrábamos la expedición: Pablo Cavagnero, Juan Carlos Jacky, Eduardo Mellino, Mariano Roca, Roberto Tebaldi y Julián A. Ramírez (Jefe)

1º de  Enero de l974: Por la noche arribamos a la ciudad de Esquel. Allí nos espero el Sr. Giorgia quien nos trasladó con el equipo hasta su casa, donde nos brindó alojamiento durante nuestra estadía en Esquel.

2 de Enero: Tomamos contacto con el Sr. Berwyn, de la Dirección de Turismo y junto con Giorgia cambiamos opiniones sobre la zona. Por la tarde, acompañados por Berwyn nos trasladamos a la Intendencia del Parque Nacional los Alerces, donde somos recibidos por su Intendente, Sr. Héctor Mario Fermani, éste pone a nuestra disposición dos botes, necesarios para el cruce del lago Cisne, pero hay que efectuarles algunas reparaciones. Para ello contamos con la valiosa ayuda del Sr. Duarte, de Parques Nacionales, quien nos facilita un taller, los materiales y herramientas necesarias para los arreglos, por la noche regresamos a Esquel.

Izq.: En el tren "La Trochita" y Der.: Llegada a Esquel con todo el equipo de expedición

3 de enero: Por la mañana nos trasladamos a la Intendencia del Parque Los Alerces y dedicamos todo el día a la reparación de los dos botes.
                                                                                                                               
4 de enero: Por la mañana partimos en un lanchón de Parques Nacionales remontando el Lago Futalaufquen, el río Arrayanes y el lago Verde. Se transporta todo el equipo y los botes hasta Puerto Chucao sobre el lago Menéndez. El tiempo empeora y llueve toda la noche.

5 de enero: En las lanchas de Parques Nacionales cruzamos el Lago Menéndez hacia el Alerzal, cerca de la desembocadura del río Cisne.  Por la tarde una vez en el Alerzal, debemos colocar los botes en el lago Cisne, para ello debemos arrastrarlos a través de una picada que une los lagos Menéndez-Cisne, de aproximadamente un kilómetro de largo. Para no dañar la quilla, montamos los botes sobre una estructura de madera; contando la ayuda de Berwyn, dos amigos de Esquel y Mario Vocos, el traslado entre nueve personas se hace relativamente fácil; y en las últimas horas de la tarde, con gran entusiasmo, colocamos el primer bote en el lago Cisne. La lluvia continúa.

Con el Sr. Berwyn y Giorgia de la Dirección de Turismo en la Intendencia del Parque Nacional Los Alerces

Revisando los Mapas

Reparando los botes para la expedición

En el alojamiento de Parques Nacionales

6 de enero: Amanece lloviendo, algo que ya se va haciendo habitual y dedicamos la mañana a pasar el otro bote. Por la tarde nos despedimos de nuestros amigos que vuelven a Esquel. Se cargan los dos botes y cuatro de nosotros comienzan a cruzar el lago Cisne, dos en cada bote. El lago tiene un largo aproximado de cinco kilómetros, pero hay que atravesarlo cerca de la orilla para protegerse de los fuertes vientos del Oeste, demorando alrededor de dos horas en realizar esta tarea. Al llegar a la orilla opuesta comienza a llover nuevamente y desde entonces la lluvia será nuestra inseparable compañera de todas las horas y todos los días. Desembarcamos en una desembocadura, que suponemos ser un brazo del arroyo Navarro y allí instalamos campamento. La fuerte lluvia nos obliga a montar un techo plástico sobre el fuego para mantenerlo encendido. El lograr encender el fuego es un capítulo aparte, ya que la abundante leña que nos brinda la zona se encuentra totalmente impregnada en agua. Con bandas de goma y finas cortezas de alerce la tarea se simplifica, pero requiere gran paciencia y bastante tiempo. Las carpas a pesar de ser de nylon resinado no resultan ser impermeables y desde ese momento son reemplazadas por alcatenes que a pesar de condensar humedad en su interior, junto con los trajes de agua, resulta lo único impermeable para resistir las abundantes y torrenciales lluvias.

7 de Enero: Dos de nosotros cruzamos nuevamente el lago Cisne con los dos botes para buscar el resto de los integrantes que todavía están en la orilla oriental del lago. Otro grupo de dos se dedica a reconocer la zona para ubicar exactamente el arroyo Navarro. Los que atravesaban el lago lo hicieron bastante rápido empujados por el viento del Oeste. Al llegar a la orilla opuesta, dejaron allí un bote con una nota indicando la posición en la otra orilla, embarcaron a dos compañeros y se emprendió el viaje de regreso al campamento base. El viento aumentó en forma considerable lo que nos obligó a remar con fuerza para no retroceder. La fuerte fricción de los remos sobre los toletes al cabo de una hora y media de bogar, produjo la ruptura, por recalentamiento de uno de éstos, lo que nos obliga a sujetarnos de la vegetación de la orilla para no ser arrastrados al punto de partida. Continuar por tierra es prácticamente imposible, por lo cual con un trozo de cuerda reemplazamos el tolete roto y así, muy lentamente conseguimos arribar al campamento base. Una vez en el campamento base, dos de nosotros, salimos a recorrer lo que suponemos es un brazo del Navarro. Lo hacemos en el bote, y a medida que avanzamos la vegetación se va cerrando y el agua toma cada vez más un color marrón con lo que comprobamos es el desagote de un mallín y no un brazo del Navarro como marcan los mapas. Luego, siempre en el bote, nos dirigimos en dirección opuesta en busca de la desembocadura del Navarro. Bajamos en una puntilla del bosque que penetra en el lago suponiendo que del otro lado está la desembocadura del arroyo. Intentamos atravesarla, pero está totalmente inundada, observándose vegetación abundante y flores debajo del agua. Esto nos permite saber que el lago Cisne está por sobre su nivel normal debido a las intensas lluvias. Por la noche nos encontramos todos reunidos en el campamento base junto con el grupo que salió a ubicar el Navarro por tierra y que abrió ya una senda por la que pensamos iniciar la marcha.

Izq.: Marcelo Mermuz trasladando los botes y Der.: Los botes cuando se trasladan en picada

Dos de los integrantes de la expedición junto a el Capitán Chachayan

Marcelo Mermuz ayudando con el traslado de los botes

8 de enero: Permanecemos en el campamento base ordenando el equipo y la carga definitiva con la cual emprenderemos la marcha. Como de costumbre, llueve.

9 de enero: Por la mañana iniciamos la marcha con provisiones para 20 días. En el campamento base dejamos el bote amarrado y el lugar marcado con banderines en puntos visibles. Comenzamos a avanzar por la senda abierta el día anterior. Las cañas se encuentran cortadas a ras del suelo  para evitar accidentes, ya que caer sobre una punta con un peso de 30 kg en la espalda puede ser fatal. Cruzamos un mallín donde por momentos nos hundimos hasta la cintura y por la tarde alcanzamos el lugar hasta el qué fue abierta la picada. En este punto un grupo se dedica a continuar la picada, mientras los otros comienzan a secar sus ropas empapadas por la inmersión en el mallín. Una vez que regresa el grupo que salió avanzamos todos hasta el lugar elegido para el Campamento N°1, a 8 km. aproximadamente del campamento base y a orillas del arroyo Navarro. Alrededor de las 20 hs, en momentos que nos encontrábamos limpiando el terreno para armar el campamento, Julián cae accidentalmente sobre un pozo cubierto por vegetación, mientras el machete que llevaba al  apoyarse violentamente en el suelo hace que el filo se deslice por la  mano provocando profundos cortes en cuatro dedos con una fuerte hemorragia. Al constatar la gravedad de la herida surge la necesidad de evacuarlo al día siguiente. Durante la noche sufre otra hemorragia, que es rápidamente controlada.

10 de enero: En las primeras horas del día comienza la evacuación de Julián en compañía de dos de nosotros. Por primera vez desde que estamos en la zona podemos ver el sol. Es un día agradable y sin nubes. El grupo que evacua al herido lo hace a través de la senda abierta y el mallín. Llegan al campamento base cruzan el lago Cisne, alcanzan la lancha de Parques Nacionales que lleva los turistas y a la noche llegan a Esquel, donde es intervenido quirúrgicamente, con resultados satisfactorios. El grupo que quedo en el Campamento Nº 1 continúa abriendo la picada en dirección al paso Oyarzún; por momentos el trabajo se hace más fácil al encontrar rastros de una antigua senda de casi cuatro metros de ancho y que corre sobre la orilla derecha del arroyo Navarro. Dicha senda por momentos se pierde en la vegetación que la va cubriendo poco a poco, se la nota abandonada desde hace muchos años y hasta el punto máximo hasta donde avanzó nuestra expedición se encontraron restos de ella en dirección al paso Oyarzún, por lo que nos inclinamos a pensar que en otras épocas debe haber servido de comunicación con Chile. También se elige un lugar que permitiera vadear el Navarro, lo que permitiría ahorrar camino al evitar una gran curva que da el arroyo frente al cordón Torrecillas. Marcamos el lugar con banderines y regresamos al Campamento. Por la noche el tiempo se descompone nuevamente.

Rumbo al Lago Cisne

Explorando el Arroyo Navarro

11 de enero: El grupo que fue a Esquel a evacuar al herido permanece allí ya que ese día no hay servicios de lanchas en el lago Menéndez. El grupo que está en el campamento Nº1, regresa al lugar fijado para el vadeo pero pese a ser de mañana el arroyo no ha disminuido su gran caudal, tal vez debido a la fuerte lluvia de la noche. Sigue lloviendo el resto del día, y controlamos el arroyo por si hay peligro de desborde.

12 de enero: Amanece lloviendo torrencialmente, lo que nos obliga a permanecer en el campamento. El arroyo no presenta alteración en su nivel. Sin embargo, mas tarde, alrededor de las 15:30 horas, el arroyo desborda violentamente y en pocos segundos nos encontramos con el campamento bajo el agua, mientras una ola de un metro de altura barría todo el bosque. Ante la emergencia tratamos de proteger nuestras bolsas de dormir y recoger algunos elementos básicos, como ser cuerdas, provisiones, cartuchos de gas y un machete, asegurando el resto del equipo a los árboles. Tratamos de alcanzar un lugar más alto, pero es imposible, de intentar hacerlo el agua nos cubriría. Por otra parte, la orilla en la que estamos, el terreno es más o menos de una altura pareja, y más allá del bosque se encuentra el gigantesco mallín que se interpone entre el Navarro y las primeras estribaciones del Torrecillas. La orilla de enfrente, la izquierda, es la que se eleva rápidamente desde el borde del agua, pero si nos fue imposible cruzar antes el arroyo, ninguna posibilidad existe de hacerlo ahora. Dada esta situación construimos una plataforma triangular la que sujetamos a tres árboles con la soga de escalada a un metro y medio de altura, y un metro más arriba, sobre la plataforma, montamos el alcatene. Mientras tanto el grupo que estaba en Esquel, salía de regreso ese día. Hacen el viaje en la lancha de Parques, y al llegar al lago Cisne lo encuentran desbordado. Igualmente se embarcan en el bote y el fuerte viento del Oeste y la masa de agua que corre desde el lago Cisne al Menéndez los obliga a avanzar tomados de la vegetación de la orilla. Tras cuatro horas consiguen llegar a la orilla opuesta, donde se halla el campamento base encontrando las carpas bajo el agua, ya que el nivel había subido allí dos metros. Igualmente comienzan a avanzar por el bosque inundado en dirección al campamento Nº1, presumiendo que los restantes compañeros pueden estar afrontando una grave situación. Con las últimas luces del día y haciendo sonar los silbatos que utilizábamos ante una emergencia, ubican la plataforma. Minutos más tarde están todos reunidos, agotados y envueltos en una emoción indescriptible por la alegría del encuentro de quienes se creían perdidos.

13 de enero: Las aguas descienden y durante el día nos dedicamos a recuperar los materiales y provisiones que permanecieron bajo las aguas, de las provisiones se perdieron muy pocas únicamente algunas envasadas en fábrica, ya que las que habíamos sellado nosotros con polietileno estaban en perfectas condiciones, mas tarde evaluamos la situación  general, y si bien las pérdidas no eran muy grandes nuestro programa había sufrido un considerable atraso y decidimos emprender el regreso.

14 de enero: Emprendemos la vuelta, recogiendo durante el camino muestras para el museo de La Plata. Se escogen también muestras de plancton de los lagos, Cisne, Verde, Menéndez, y Futalaufquen. Al llegar al lago Verde nos enteramos por pobladores de la zona que durante el violento temporal se habían registrado en ese lugar precipitaciones de 200 milímetros en 24 horas y que no recordaban algo similar desde hacía muchos años. Pensábamos que el violento desborde del arroyo Navarro podía haberse producido por la rotura de un tapón de árboles y vegetación formado aguas arriba. Más tarde en Esquel, conversando acerca de las posibles causas del desborde nos enteramos que el día de la inundación y la hora coincidía con un pequeño temblor de tierra que sintieron algunas personas en esa ciudad. Ello podía haber provocado la ruptura de una laguna de témpanos, que existe a cierta altura cerca del paso Oyarzún. No hemos podido determinar exactamente la causa, lo anterior son solo conjeturas pero lo cierto es que  si los ríos de las montañas desbordan con facilidad, no lo hacen en la forma que tuvimos ocasión de  verlo y sufrirlo.

Experiencias recogidas en la zona: La técnica más apropiada para el avance de expediciones en este tipo de zonas consiste en instalar un campamento donde se permanece tres o cuatro días, durante los cuales se irá abriendo la senda para avanzar luego en una sola jornada hasta el lugar de la instalación del nuevo campamento. Mientras un grupo se encuentra abriendo picada, el resto se puede dedicar a efectuar transportes. Los trajes de agua resultaron la única vestimenta realmente impermeable y los alcatenes las únicas carpas que impiden el paso de la lluvia. Los alcatenes eran armados a dos aguas sobre estructuras hechas con cañas y con sogas. Los machetes constituyen un elemento al que debe prestarse mucha atención: de dos expediciones al Vodudahue, la de 1961 y la nuestra, ambas registran accidentes causados por machetes. Creemos pues que es indispensable mantener los machetes en fundas de cuero cuando no se usan y colocarles una cruz en el mango (arco de guardamonte) para evitar que el filo se deslice por los dedos. Volveremos!!!

En el campamento de "Los Cirujas"


Expedición de 1975, nuevo intento

Están casi todos los integrantes de la anterior, quedando compuesta por: Eduardo Mellino, Pablo Cavagnero, Jorge Ritcher, Julián Atilio Ramirez (Jefe) y Juan Carlos Jacky.

11 de Enero 1975: Salimos de Buenos Aires para luego trasbordar en Jacobaci a “la trochita” con destino final a Esquel.

14 de Enero: Llegamos a Esquel a las 2:10 hs. y como no tenemos donde guardar la carga Pablo y Julián se quedan a dormir en el tren, el resto esperamos el día en una confitería de Esquel y por la mañana colocamos la carga en el depósito de la estación. A las 9:30 hs. Nos encontramos con nuestro amigo Ricardo Berwin quien pone a nuestra disposición todo lo que tiene a su alcance, Pablo y Juan Carlos trasladan todo en el equipo en una rural Ford de Berwin, el resto lo hace en un taxi, que haciéndonos muy buen precio nos cobra $20.000.-(de aquellos) hasta la Intendencia de Parques Nacionales donde presentamos toda la documentación al Sub-intendente Sr. Rotandaro y junto con el encargado de información Sr. Fuster ponen a nuestra disposición el quincho donde se hacen los asados. Por la noche estamos perfectamente instalados y nos ponemos a seleccionar el equipo a llevar.

15 de Enero: Se deja en el quincho ropa para la vuelta, llaves, documentos, etc. Y salen con todo el equipo Jorge y Juan Carlos hacia Lago Verde (nos viene a buscar un jeep de Parques Nacionales y nos lleva hasta Puerto Limonao) el resto de nosotros viajaría “mañana o pasado cuando las lanchas tengan lugar”. Llegamos a Lago Verde y saludamos a Don Marcelo Mermuz y lo ponemos al tanto de nuestra intención de llegar esta vez a las cascadas. Nos queda el resto del día para ir pasando la carga hasta Puerto Chucau con el jeep de Mermuz hasta el Lago Menendez, pasamos la noche con todo el equipo reunido en Puerto Chucau.

Los botes de la expedición

La casa de Marcelo Mermuz

16 de Enero: Estuvimos el día entero esperando a los que no llegan y aprovechamos para charlar con Don Marcelo sobre las cascadas, y nos empieza a hablar del peluquero del Bolsón, el francés del Lago Cisne y muchas historias interesantes que uno logra extraer a esta gente cuando va ganado su confianza. Al llegar la lancha de parques, Chemin nos informa que nuestros compañeros llegaran recién mañana, por lo que Jorge y Juan Carlos deciden subir al cerro Alto Petiso, volviendo a la noche y pasándola en el Lago Menendez con muy buen tiempo.

17 de Enero: A las 12:30 hs. llega la lancha con el resto de la gente y atrás viene otra con turistas en un viaje especial (ya que es viernes) y nos enteramos que Chachayan va a dirigir el viaje especial al brazo Sur del Lago Menedez, pero antes debemos ir al Lago Cisne a buscar un bote, los encontramos donde los habíamos dejado el año pasado, mediante poleas y con la colaboración de Sanders (ayudante de Chachayan) conseguimos subirlo a la picada, por la que comenzamos a arrastrarlo, se suma Chachayan para ayudarnos y nos conduce a través de una vieja senda que baja en línea recta al Lago Menendez, lo que nos evita bajar el bote por las escaleras. Atamos el bote atrás de la lancha y partimos los cinco con Chachayan y Sanders rumbo al brazo Sur, durante el recorrido Chachayan nos pone al tanto de los días y horarios por donde hace el recorrido la lancha de turismo, indispensable para el rescate o evacuación de algún herido. A las 17:00 hs. llegamos al brazo Sur, desembocadura del Rio Alerces, Chachayan nos señala el lugar donde nace la vieja senda que conduce a la vieja explotación de alerces. Nos despedimos de él diciéndole que tenemos provisiones para 28 días y pasamos a instalar el campamento base, algunos se dedican a pescar desde la orilla o sobre el bote, llega el atardecer con un clima tropical acompañado con una nube de mosquitos que nos obliga a dormir bañados en repelente y con los tules para tábanos.

8 de Enero: Ante la imposibilidad de seguir durmiendo gracias a los mosquitos, nos levantamos todos a las 5 de la mañana, desayunamos y nos dividimos en dos grupos para hacer reconocimientos, uno por tierra (Pablo, Eduardo y Juan Carlos) y otro rio arriba en el bote con Julián y Jorge. El tiempo continua bueno y el grupo de tierra avanza por la vieja senda encontrando enormes tocones de alerces y al poco trecho se nota que la senda toma el rumbo contrario al que debemos seguir y se supone que es la senda que conduce al Cerro Bravo, por lo que se decide abandonarla y abrir senda hacia el Rio Alerces y su afluente el Arroyo del Paso Viejo, nos encontramos con un profundo zanjón que descartamos sea el arroyo que marcan los mapas y por el que bajamos hasta rio Alerces donde colocamos un banderín rojo para que lo vean los que vienen remontando el rio en bote. Al mediodía en el campamento nos tuvimos que instalar en el bote para que los tábanos nos dejaran almorzar tranquilos. Según los rumbos tomados por las brújulas en una hora y media de bote se había avanzado más por el rio que por tierra, ubicando además una senda grande que cortaba importante del rio.

Explorando el Río

En el campamento

19 de Enero: Día excelente? No lo creo……., sol, tábanos y mosquitos. Repartimos las provisiones y salen cuatro en el bote con parte del equipo hasta la senda descubierta que corta la curva del rio y nos encontramos con lo que puede haber sido un antiguo puerto, donde se encuentran maderas trabajadas, un cajón y una lata oxidada de leche en polvo Swift que en un primer momento suponemos haya sido de la expedición de Manolo Puente, por la fecha (junio 1960) y que luego pensamos que ellos viniendo de Chile a esa altura hacía varios días que no tenían provisiones y habían abandonado todo el equipo. Jorge regresa con el bote a buscar a Pablo y el resto del equipo, los demás empiezan a trasportar la carga por la senda que evita la curva del rio, se encuentran numerosas sendas de la explotación maderera, por la que los bueyes arrastrarían los pesados alerces.  Por la noche instalamos el campamento Nº1 al que bautizamos con el nombre de “polinesio” debido a que la sequia existente nos obligó a hacer un fuego denominado con ese nombre que consiste en un pozo profundo con fondo de piedras donde se enciende el fuego evitando que el viento haga volar alguna chispa, lo que sería fatal en un bosque en esas condiciones.

20 de Enero: Se continua abriendo senda en un día excelente y a última hora de la tarde se llega al Arroyo del Paso Viejo, el que tiene un caudal igual o superior al del Rio Alerces, se fijan dos lugares para el posible vadeo y pensando que el arroyo tiene origen glaciar se decide vadearlo a la mañana, se adelanta todo el equipo hasta el lugar de vadeo y se pasa la noche en el campamento Nº 1.

21 de Enero: Por la mañana el rio esta mucho más bajo, el primero en vadearlo es Jorge con doble seguro, uno en línea recta y otro en diagonal aguas arriba, sin mochila y con el chaleco salvavidas lo vadea sin problemas. A las 09:30 hs. queda instalada una tirolesa por la que se pasa toda la carga finalizando a las 12 hs., vadea el Pablo, luego lo hace Eduardo sigue Juan Carlos y por ultimo Julián, donde comienzan a aparecer las nubes y caer las primeras gotas. Luego almorzamos todos juntos del otro lado del rio con una lluvia torrencial, por lo que Jorge y Julián salen a buscar un lugar seguro para acampar, y lo encuentran en la desembocadura del paso viejo en el Rio Alerces, que es un lugar despojado de vegetación y con gran cantidad de tablones de alerces trabajados, lo que nos hace pensar en otro antiguo puesto maderero, bajo la lluvia y en una hora se abre una senda entre el lugar de vadeo y donde instalamos el campamento Nº2 que denominamos “Paso Viejo”. Observando el nivel del rio vemos que el mismo va subiendo considerablemente por la lluvia y nos damos cuenta que lo hemos vadeado a tiempo. La suerte nos acompaña.

22 de Enero: Llovió durante toda la noche y amanece lloviendo; Jorge propone empezar a abrir la senda por turnos, por lo que salen Julián, Eduardo y Juan Carlos en primer lugar y luego de media hora al no usar las brújulas en forma continua se encuentran con la senda que habían hecho un rato antes (vueltas en círculo debido a la espesa vegetación), se corrige el rumbo y se regresa al campamento donde Pablo y Jorge nos esperan con un excelente fuego y comprobamos que los trajes de agua de Julián y Juan Carlos (costura soldada) no pasa el agua, mientras que los del resto (costura con hilo) permiten pasar el agua. Pasamos la noche en el campamento Nº 2.

Arroyo del Paso Viejo

23 de Enero: Sigue lloviendo, salen Jorge, Eduardo y Juan Carlos a continuar la senda del día anterior, consultando la brújula cada 10 mts. referida a un punto anterior y se abre en 30 minutos una línea recta en dirección N.O. donde por la tarde nos alcanza Pablo quien comienza a hacer transportes de latas de equipo y reemplaza al más cansado del grupo de avanzada. A última hora de la tarde regresamos al campamento Nº 2 y nos encontramos que Julián ha preparado un excelente plato de brotes de caña y tallos de pangue.

24 de Enero: Salen Pablo, Eduardo y Julián a continuar la senda, Eduardo y Juan Carlos se quedan a preparar un abundante plato de brotes para el mediodía. Continua lloviendo aisladamente cuando regresa el grupo quien durante la mañana logro abrir una picada alcanzando una playa que se encuentra a una hora cuarenta de marcha con la picada abierta. Dado que el tiempo empieza a mejorar se decide trasladar el campamento, lo que nos provoca un poco de tristeza abandonar el “paso viejo” donde la abundante madera trabajada nos permitió hacer bancos, mesas, repisas, y sentirnos en un lugar “5 estrellas”.

25 de Enero:  Se abandona del campamento Nº 2 donde dejamos una lata con provisiones para cinco personas: almuerzo, cena, papel, leña seca, los 2 chalecos salvavidas y una nota con fecha y hora del recorrido pasado y a seguir, en todo el camino y en los cambios de dirección se van dejando banderines de colores para la vuelta, se avanza por la senda abierta en las jornadas anteriores, donde en algunos momentos el bosque se ralea y nos guiamos por las marcas hechas en los arboles con los machetes. Los banderines rojos o naranja eran muy bien visualizados por todo el grupo menos para el daltónico Pablo. Al mediodía se llega a la playa avistada en día anterior, saliendo Pablo y Juan Carlos a continuar la picada, sale el sol y el día se pone esplendido. El resto del grupo se dedica a transportar todo el equipo hasta el lugar donde instalamos el campamento Nª 3 llamado “el bolero de Ramirez” ya que fotografiamos a nuestro “abogado loco” tal como llego al mundo, fumando su pipa en la playa soleada, mientras se secaba su ropa. Pablo y Juan Carlos salen a continuar la senda por un cañaveral muy cerrado en una ladera bastante inclinada y luego de 6 horas de trabajo se regresa al campamento con 30 minutos de picada abierta y algo que se va haciendo común: Guiso de Cañas.

En el campamento

26 de Enero: Por la mañana salen Pablo y Julián a continuar la senda, al mediodía los alcanza el resto con el almuerzo, adelantando al mismo tiempo los cargueros con provisiones. Luego a Julián y Jorge les toco un cañaveral muy bravo que bordea un enorme mallin donde les llevo toda la tarde abrir una senda que se recorre en 10 minutos. El turno siguiente de macheteo tiene más suerte, ya que se agarra la parte final del infierno y se ingresa a un bosque raleado donde avanzamos solamente marcando con banderines hasta una playa de 200 metros que permite vadear a otra más grande en la orilla vecina. Se traslada todo el equipo que está en la senda, saliendo Julián, Jorge y Pablo a realizar una inspección vadeando el rio; a los 30 minutos regresan y Pablo se da cuenta que acaba de vadear todos los ríos con su mini-cámara fotográfica en el bolsillo del pantalón, por lo que queda anulada el resto de la expedición. La inspección da como resultado una secesión de playas vadeables por lo que se decide comenzar a vadear y abandonar el campamento Nº 3, se instalan sogas fijas para realizar todos los vadeos con pesada carga sobre nuestras espaldas, luego de 16 vadeos consecutivos Juan Carlos siente un tirón muy fuerte en el estomago, ya que vadea los ríos con pantalón corto, medias de lana y zapatillas, para no mojar su equipo, en el ultimo vadeo con una mochila de 35 Kgs. Se queda sin fuerzas en la parte más profunda, se pone de pie frente a la corriente y abre la piernas para que el agua no haga presión y lo tire al medio del rio, saca fuerzas no se sabe de dónde y logra cruzar el rio, alcanzado una hermosa  y reconfortante fogata que habían prendido los otros, se sienta nos mira a todos y dice, “me voy a fumar el mejor cigarrillo de mi vida”, en ese lugar se instala en campamento Nº 4 denominado “el fogón”.

27 de Enero: En un brillante día de sol se decide por unanimidad declarar feriado o día de fiaca, (seguramente por el estado de nuestros cuerpos) donde cada uno decide hacer lo que quiere. Por la mañana nos ponemos a secar la ropa al sol, lo que se logra en 10 minutos, a la tarde no pudiendo con el genio Pablo y Julián salen a inspeccionar la zona y con sorpresa encuentran marcas de machetes en los arboles hasta un lugar del rio donde es imposible vadearlo, tal vez en otras épocas lo era, por la noche en el campamento se hacen conjeturas acerca de quién pueden ser esas marcas.

28 de Enero: Por la mañana, sobre lo visto el día anterior, deciden vadear e inspeccionar la orilla opuesta, donde se les presenta un enorme mallin que posiblemente facilitaría un rápido avance, al mediodía regresan confirmando que el mallin esta semi-seco y permite un avance de 30 minutos sin necesidad de abrir senda y luego un bosque raleado, donde Pablo, Eduardo y Juan Carlos salen a marcar la senda, el avance es importante, al regreso se hace un “embudo” de banderines en la salida del mallin y entrada al bosque.

29 de Enero: En vista de que el buen tiempo continúa, decidimos levantar el campamento Nº4, vadear el rio, cruzar el mallin, que con lluvia seria otra cosa. Se cruza todo el equipo y se dejan todas las latas con provisiones, a partir de ahora se lleva todo en la espalda, no hay mas aprosionamiento, y las provisiones son para 20 días. Al mediodía nos encontramos al final de la senda, y se continua abriendo la picada, empezamos a subir una pendiente de 45º que con la mochilas a plena carga se hace bastante difícil, luego se cruzan dos arroyos de muy poco caudal y otro prácticamente seco que por los destrozos causados en el bosque suponemos que en épocas de grandes lluvias debe traer un caudal nada despreciable, tratamos de ubicarlo en los mapas pero surgen serias dudas. En este lugar se instala el campamento Nº 5 denominado “arroyo seco”. Jorge y Julián aprovechan las últimas horas del día continuando la senda por el medio faldeo y a su regreso nos enteramos que la misma se torna imposible debido a la inclinación de la ladera, por lo que se decide salir al día siguiente a un reconocimiento del terreno.

Restos de una señal

30 de Enero: Jorge, Eduardo y Juan Carlos salen a recorrer la margen del rio Alerces, Julián y Pablo lo hacen subiendo, al mediodía en el campamento se decide continuar la senda por la orilla del rio donde la pendiente es menor, a última hora del día tenemos abierto 45 minutos de senda, donde se observan y documentan alerces milenarios que superan en diámetro al existente en el alerzal norte. Se pasa la noche en el C. Nº 5.

31 de Enero: Pablo había visto el día anterior una especie de señal en una playa distante hacia donde nos dirigimos, a las 10:30 hs. nos encontramos con el final de la picada abierta el día anterior y se la continúa con rumbo N.O., a medida que nos acercamos se escucha un ruido cada vez más fuerte hasta llegar a dos cascadas sobre el rio Alerces de 30 a 40 metros de altura, continuamos la marcha hasta llegar a la gran playa donde está la señal; se trata de un poste con 6 tablas cruzadas y abulonadas, todo asegurado con alambres a los arboles. La misma está contada sobre una superficie en la que posiblemente hubo una construcción, ya que es totalmente pareja y desprovista de vegetación, en el lugar se encuentra una bandera roja y blanca, muy deteriorada y restos de que la misma estuvo colocada en la parte alta de la señal, solo nos cabe pensar que se trata de algún trabajo de la comisión de límites. Continuamos avanzando y la pendiente se hace cada vez más pronunciada indicándonos que estamos muy cerca de la cordillera, el cerro San Francisco que lo veníamos divisando hace varios días, ya lo tenemos prácticamente a nuestra izquierda, cuando tengamos al mismo rumbo Sur, estaremos en Chile. A las 19:00 hs. se instala el campamento Nº 6 denominado “el nidito”, debido a que durante el desmalezamiento para la instalación del campamento se tuvo que respetar un arbusto que tenía un nido con 3 huevos de pájaro.

1º de Febrero: Continuamos la senda hacia el paso Menendez, del cual suponemos estar muy cerca, nos dividimos en tres turnos para abrir la senda, de 20 minutos cada uno, durante el transcurso encontramos algunas marcas en los arboles que van en nuestra dirección. Se pasa la noche en el C.Nº6.

2 de Febrero: Continuamos la marcha a primera hora y por la tarde estamos muy cerca del cerro San Francisco de cuyos glaciares desciende una pequeña cascada que alimenta el rio Alerces, pero que de ninguna manera da origen al mismo, ya que su caudal principal viene del N.O. A esta altura se empiezan a plantear serias dudas acerca de donde estamos, los errores del mapa oficial, diferencias con el mapa de Manolo Puente y varias dudas mas, pero lo cierto es que mientras el agua siga viniendo del N.O. todavía estamos en Argentina. Creemos que siguiendo la curva del rio llegaremos a su origen y por fin veremos los valles chilenos. La vegetación se pone muy espesa y procedemos a armar el campamento Nº 7 denominado “lava o lata” el primero debido a la gran cantidad de piedra volcánica que rodea el campamento y el segundo por haber encontrado una vieja lata, muy oxidada, que suponemos era de tabaco.

Cascada sobre el Río Alerces

Piedras volcánicas

3 de Febrero: En este día vamos a tratar de avanzar sin abrir senda, haciéndolo muy lentamente ya que todavía tenemos las mochilas bastante cargadas, luego de caminar durante una hora por la orilla del rio llegamos a una amplia playa donde se observa un imponente cerro nevado que suponemos es el Unesco del lado de Chile. Pero el agua todavía sigue viniendo a nosotros. Seguimos caminando y vemos unas curiosas marcas de machete en los arboles y que además van por los lugares más accesibles, el rio va disminuyendo su caudal y nos permite ir vadeándolo innumerables veces de orilla a orilla, la gran sucesión de playas nos permite avanzar mucho más rápido. Vadeamos un afluente importante que desemboca en el Alerce con rumbo N.E. o N.N.E. y salimos a una planicie enorme, rodeada de cerros, donde la vegetación ralea tanto que nos permite una visión muy buena, se domina todo, se divisan todos los cerros. ¡POR FIN SALIMOS DE LA JUNGLA VERDE!  Dirigiendo la vista al N.O. vemos al rio Alerces que desciende desde un portezuelo formando una cascada de unos 25 metros. ¿Será el Paso? Lo cierto es que el agua viene todavía hacia nosotros, siendo las 20:00 instalamos el campamento Nº8 denominado “el puma” por haber encontrado huellas de dicho animal en el lugar.

4 de Febrero: Por la mañana nos dirigimos hacia la cascada, la remontamos y llegamos a un lugar donde podemos decir que se ve el paso, estimando unas cuatro horas de marcha para llegar hasta ese punto. Presentimos estar muy cerca, la vegetación a raleado bastante y empiezan a aparecer enormes  helechos, a las 18:00 hs. arribamos a un lugar donde nadie entiende nada, no sabemos si tenemos adelante nuestro una cancha de golf o un paño de billar, formado por un finísimo pasto, todo de la misma altura, al fondo un pedreo, una morena y más atrás cerros con enormes glaciares, todo esto nos parece un cuadro, cuesta creer que realmente existe. Nos dirigimos al filo de la morena esperando ver del otro lado los valles  chilenos. Terminamos de trepar los últimos metros de la morena y del otro lado nos volvemos a sorprender: una enorme pampa con un lago, rodeada de imponentes cerros con sus correspondientes glaciares, al fondo vuelve a subir, y……. el agua sigue viniendo hacia nosotros.  A esta altura ya no nos importa si va o viene, si sube o baja, nos encontramos en una increíble zona donde existen lagos, cerros, glaciares, ríos y pasos que no figuran en el mapa oficial y tampoco en el de Manolo Puente. Solo queda una cosa por hacer, es explorar tomar rumbos y documentar el lugar. Bajamos para instalar el campamento Nº9 y Julián enloquecido por la intriga sale a caminar en dirección al N.O. luego de dos horas regresa y nos dice haber visto que el agua empieza a bajar para el otro lado ¿será Chile? Los que nos habíamos quedado a armar el campamento divisamos unos patos en la laguna los que son cazados con palos y piedras, a la noche tenemos dos ellos desplumados. Se bautiza el campamento y el paso con el nombre de “paraíso” ya que el lugar lo constituye para cualquier montañista, andinista, escalador, para cualquier hombre. Nos queda por bautizar una laguna, 3 cerros y

En el límite con Chile

Nacientes del Río Vodudahue

5 de Febrero: Antes de levantar el campamento cazamos otro pato y al mediodía iniciamos la marcha con 3 patos en la mochila, vamos documentando todo a nuestro paso mientras nos acompaña un buen tiempo. Por la tarde subimos una loma y por fin vemos que el agua comienza a bajar, después de 17 días de marcha podemos contemplar los valles chilenos, sacamos fotografías y empezamos a bajar.  A las 16:00 hs. almorzamos en las primeras formaciones del bosque chileno, el tiempo empieza a descomponerse y nos apuramos para entrar en el bosque con el fin de acampar, en el camino aparecen las famosas “quilas” y nos encontramos metidos en una maraña verde que no nos permite ver más debajo de nuestra cintura, seguimos avanzando y vemos una claridad y un valle delante nuestro, y mucho más abajo al querer descender nos encontramos con una caída casi vertical que lo impide y a nuestra derecha un salto impresionante de agua que nos deja asombrados y que desciende hasta el valle donde se puede apreciar un glaciar muy bajo.  Comienza a llover y retrocedemos para acampar, lo hacemos limpiando unos pocos metros cuadrados de quila y de esta manera instalamos el campamento Nº9 “cascada chilena”.

6 de Febrero: Llovió toda la noche y comienza a diluviar durante el día, se decide esperar que mejore el tiempo para poder medir y documentar las cascadas a las que calculamos no menos de 100 metros. Por el rumbo de los ríos suponemos estar en el valle del rio Barceló y que la cascada se encuentra sobre el arroyo Sumataqui . Esperando que mejore el tiempo nos dedicamos a cocinar y comer los patos.

7 de Febrero: Continua lloviendo sin parar, Jorge, Eduardo y Pablo salen a hacer un reconocimiento y vuelven al rato empapados, ya no nos queda nada seco, ropa, bolsas de dormir, comida, el piso de la “carpa” es un mallin de agua helada que no nos permite dormir y aun dentro de la bolsa de dormir se nos entumecen las rodillas y comenzamos a tener dolores en la cintura, especialmente en los riñones. Se aguarda todo el día en el campamento. Por unanimidad se resuelve bautizar la cascada con el nombre de Salvador.

En el campamento "La Cascada"

Julián y Pablo en la Cascada Arroyo Sumataqui

8 de Febrero: Continua el mal tiempo y lo que es peor es que adopta proporciones de temporal por lo que debemos tomar una urgente decisión: nos quedan provisiones para 7 u 8 días, sin racionar, por lo tanto mañana se bajara a medir y documentar las cascadas y pasado se iniciara el regreso, intentando el cruce de la cordillera aun con mal tiempo, fundamentado en tres razones. (1) El progresivo deterioro físico que estamos sufriendo, (2) Que el temporal puede durar un día más o 20 y solo tenemos provisiones para 7 días. (3) Que si bien tenemos asegurada la retirada hasta el campamento base en 3 o cuatro días gracias a la senda abierta, las condiciones podrían haber cambiado mucho, Ej.: mallines que estaban secos y ahora inundados, ríos bajos y ahora invadeables, ect.

9 de febrero: El temporal está en su punto más alto desde que empezó, Pablo, Eduardo y Julián salen a medir y documentar las cascadas, por la tarde regresan empapados y helados, con Jorge les damos un té caliente y la cena cuando están dentro de la bolsa de dormir.

10 de Febrero: Continúa la lluvia y tal cual lo que habíamos decidido se levanta el campamento a las 11:00 hs. y se inicia el regreso, recogiendo muestras del lugar para el Museo de la Plata. A las 14:00 hs. almorzamos bajo la lluvia e iniciamos el cruce de la cordillera en una marcha que quedara marcada para nosotros como una de las más sufridas que hemos conocido. Empapados de pies a cabeza y con una temperatura muy baja que nos obliga a mantenernos en movimiento, vadeamos ríos con el agua a la cintura, continua lloviendo, a las 19: hs. llegamos al campamento “paraíso” y decidimos pasarlo de largo, ya que es un lugar muy despejado para instalarnos mientras dure el temporal, el antes laguito ahora es un lago. A las  20:00 hs. 2 Km. más adelante instalamos el campamento Nº11 denominado “bosque argentino”.

11 de Febrero: Hoy se cumple un mes desde que salimos de Buenos Aires. Durante la noche tuvimos que administrarle antibióticos a Pablo debido a una infección que tiene en un testículo producida por una herida al caerse sobre los tocones de caña, tiene alta temperatura y además un estado gripal, por lo que decidimos quedarnos un día en el campamento para que se recupere.

Camino de regreso

12 de Febrero: Los antibióticos y una pomada llamada Quadriderm lo curan completamente, por lo que se decide seguir la marcha. El rio Alerces ha crecido considerablemente y nos impide vadear y utilizar las playas para avanzar, dejamos atrás el campamento “puma”, por la tarde Juan Carlos cae en un zanjón, sumergiéndose hasta el cuello, pero por suerte el traje de agua forma una cámara de aire que lo impulsa hacia arriba y así se puede tomar de unas ramas mientras lo ayudamos a salir. Julián también cae pero con un poco de más suerte, ese zanjón de agua en descomposición es bautizado por nosotros con el nombre de un personaje al que todos conocemos por lo desagradable. El frio empieza a calar profundamente y aparecen los calambres en nuestras piernas, vadeamos uno de los principales afluentes y a las 18:00 hs. instalamos en campamento Nº 12 denominado “el calambre”, ni bien tenemos ropa seca, desaparecen todos los dolores.

13 de Febrero:  Continuamos el regreso, al mediodía se alcanza la senda y almorzamos en lo que había sido el campamento Nº6 “el nidito” donde ya no estaban los 3 huevos de pájaro, sino 3 pichones. Seguimos hasta el campamento Nº5 “arroyo seco” y en las últimas horas de la tarde hacemos el intento de llegar hasta el campamento Nº4 “el fogón” donde se debe vadear el rio Alerce, llegamos a las 19 hs. y es ahí donde se presenta la gran dificultad, el rio es imposible vadearlo, del depósito que habíamos instalado a la ida tomamos dos alkatenes, sogas y otros elementos y abandonamos el resto del equipo. Nos dirigimos a un lugar donde el rio se angosta y está muy encajonado, cruzamos dos palos a la orilla de enfrente, el primero que cruza “a caballo” es Eduardo y los asegura del otro lado, los que vamos cruzando sentimos como los pies al tocar el agua son arrastrados y nos hacen perder el equilibrio, el rio está subiendo muy rápido y se puede ver como alcanza el débil puente, cuando cruza el ultimo el agua ya toca el puente y minutos más tarde los troncos son arrastrados por la corriente. El tiempo se pone muy frio y decidimos instalar el campamento Nº13 “el puente” y ante la imposibilidad de encender fuego utilizamos por primera vez en 12 días de lluvia ininterrumpida un cartucho de butangas con el que cocinamos un arroz con pollo. Por la noche Pablo sufre una descompostura y al él y a Jorge hay que darles sedantes para que puedan dormir.

Julián y Juan Carlos cruzando los arroyos

Construyendo una balsa para cruzar el río

Cruzando el río

Se arma una tirolesa y se logra pasar todo el equipo y el resto de los integrantes

14 de Febrero: Levantamos el campamento y salimos bastante tarde, ya que se perdió bastante tiempo en secar la ropa.  Avanzamos vadeando arroyos que antes no existían y muchas veces nos partamos de la senda abierta a la ida por los cambios que ha producido el temporal, a las 14:00 hs. pasamos el C.N.º3 “bolero de Ramirez” y continuamos la marcha hasta el C.Nº2 “paso viejo2” donde llegamos a las 18:00 hs. El arroyo del Paso Viejo había dejado ser un arroyo para pasar a un rio caudaloso de más de 100 metros de ancho (que distinto era esta rio del arroyo que habíamos vadeado el 21 de Enero. A esta altura ya hacía 3 días que veníamos racionando las provisiones y comiendo mal, pero del otro lado del Paso Viejo no solo teníamos todo tipo de provisiones sino  que además el regreso asegurado a casa, por lo que decidimos construir una balsa con restos de la explotación maderera, utilizando nuestras cuerdas y cordines de escalada, a última hora de la tarde Julián y Juan Carlos logran cruzar el rio con la balsa prácticamente hundida y con el agua hasta la cintura, pero con suerte llegan hasta la otra orilla en momentos que la balsa se desarma y es arrastrada por la corriente . En la orilla de enfrente quedan Pablo, Jorge y Eduardo que a los gritos pedían que les tiremos algo de comida, pero nuestras fuerzas solo permitían tirar latas de sardinas y cajas de queso fundido que solo llegaban a la mitad del rio. Decidimos dormir en ambas orillas y se decide instalar el CN.º14 “el dividido”

15 de Febrero: Por la mañana temprano armamos una “boleadora” con un fino hilo que logramos cruzar a la orilla de enfrente, luego un cordín que finalmente pasaría la soga para construir la tirolesa, en primer lugar se cruza todo el equipo y luego van pasando uno a uno Jorge, Pablo Y Eduardo que van siendo recibidos por Julián y Juan Carlos con enormes jarros de chocolate con avena y galletas de cereal. Se desarma la tirolesa y emprendemos el viaje hacia el campamento base, pasamos por el C.Nº1 “el polinesio” y a las 17:00 hs. estamos los cinco en el campamento base a orillas del lago Menendez, con todo el confort que uno se pueda imaginar en esa situación. Nos ponemos a preparar el bote para el día siguiente y pasamos la noche en el campamento base.

16 de Febrero: A media mañana salen en el bote con una improvisada vela Pablo, Julián y Jorge por el brazo sur del Menendez tratando de llegar frente al glaciar del Torrecillas para ser rescatados cuando llegue la lancha de turismo de acuerdo a los días y horarios que nos había dado Chachayan, la “vela” ayuda bastante, ya que el viento del oeste empuja el bote que ayudado por los remos logran alcanzar la lancha a las 15:00 hs. y son rescatados.

17 de Febrero: Juan Carlos y Eduardo habían quedado en el campamento base y a las 14:00 hs. son rescatados por una lancha de Parques Nacionales que conducía el guardaparque Jones, que los trae de vuelta. El fuerte viento del oeste hace que Jones consuma todo el combustible de la lancha en el viaje de ida, por lo que la vuelta debe ser realizada totalmente a remo apoyados por la carpa del guardaparque que la utilizábamos como vela.  A la noche estamos todos juntos en la hostería de Mermuz en lago Verde.

Esperando la lacha de rescate


Histórico encuentro de exploradores del Vodudahue

Escrito en el año 2011 por Toncek Arko (quien estuvo invitado al encuentro)

Al cumplirse 50 años de la primera expedición argentina de 1961, que repitió la travesía realizada por fray Francisco Menéndez en 1786, un grupo de exploradores se reencontró en la ciudad de San Carlos de Bariloche para recordar sus aventuras en búsqueda de las cascadas de Vodudahue, ubicadas en territorio chileno, al oeste de la ciudad de Esquel. Todos habían caminado la zona cordillerana transitada por Menéndez y varios lograron ver los imponentes saltos de agua, que aseguran son "magníficos".

Hasta la fecha los saltos apenas pudieron ser divisados por una veintena de personas. La expedición que repitió la ruta de Menéndez lo hizo en 1961 y otros grupos lo hicieron en los años setenta y ochenta. El fin de semana una decena de ellos se reunieron en una cabaña de Villa Mascardi, recordaron sus viajes, repasaron fotografías y películas de las exploraciones y también compartieron un buen asadito.

En 1961 partió la Quinta Expedición Patagónica del Club Andino Bariloche. Integrada por Manolo "El Gallego" Puente Blando, Arnaldo Gramajo, Enrique Busch, Oscar Palacios y Francisco "Tito" Juárez, tenía por objetivo repetir la ruta seguida por la misión franciscana más de dos siglos antes. Llegaron a los saltos de agua y luego de muchas penurias, desnutridos y agotados, lograron cruzar la cordillera en 27 días. Fueron recogidos por una lancha de Parques Nacionales cuando navegaban en una precaria balsa de troncos por el lago Futalaufquen, intentando salvarse.

Encuentro Histórico de los exploradores del Vodudahue – Bariloche, Febrero de 2011

Mario Vocos (1980-1982), Roberto Tebaldi (1974), Mariano Roca (1974), Juan Carlos Jacky (1974-1975), Julián Atilio Ramirez (1974-1975), Enrique Busch (1961), Dino Burelli (1980-1982), Francisco "Tito"Juárez (1961), José Toppazzini (1980-1982),
Roy Wegrzyn (1980-1982)

- Enrique Busch y “Tito” Juárez integraron la primera expedición junto Manolo Puente Blanco -

La historia de los cinco aventureros logró amplia repercusión nacional y ello motivó que en años sucesivos otras expediciones intentaran llegar hasta las "maravillosas cascadas". No obstante, la mayoría partió desde el territorio argentino, para llegar al Vodudahue y regresar. Solo unos pocos lo lograron.

Juan Carlos Yacky, domiciliado en Neuquén, participó en las expediciones de 1974 y 1975. En la segunda misión, logró el objetivo. "Fue emocionante", recordó. Explicó que en aquellos tiempos ni siquiera había buenos mapas y por ser la vegetación selvática, era muy difícil orientarse. No obstante, guarda hermosos recuerdos de aquellas aventuras.

En la reunión participaron Juárez y Busch (miembros de la expedición de 1961, quienes lo hicieron con sus esposas); Yacky y Julián Ramírez (expediciones de 1974 y 1975); Roberto Tebaldi y Mariano Roca (1974); José Toppazzini, Roy Wegrzyn, Dino Burelli y Mario Vocos (1982 y 1984).

Los nombrados residen en Buenos Aires, La Plata, Neuquén, Esquel, Lago Puelo y Bariloche y muchos no se veían hace años. Todos reconocieron guardar hermosos recuerdos de sus caminatas cordilleranas, en las cuales por cierto padecieron todo tipo de penurias. Mientras saboreaban un asado recordaron haber comido "sopas de renacuajos", "brotes de caña colihue" y pescar con desesperación para lograr comer algo en la expedición, hasta cazaron dos patos.

"Tito" Juárez, anunció que en los próximos meses culminará la película que recordará la primera travesía, realizada hace medio siglo, que será presentada en esta ciudad en el marco de los festejos por el 80º aniversario del CAB.

Encuentro Histórico de los exploradores del Vodudahue – Bariloche, Febrero de 2011


Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez


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