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- HISTORIA DEL MONTAÑISMO
En una de las regiones más hermosas de Argentina, se encuentra una obra dormida que resiste al paso del tiempo, el Cablecarril Chilecito-La Mejicana
Por Carlos González
Restauración Fotográfica: Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez
Fotos: Ing. Max Cooper del Libro Fotografías 1903-1905 Cable Carril. Chilecito, La Mejicana, La Rioja
Una tierra que irradia oro y aguas sulfurosas. El color que predomina en toda la región del Famatina. Un color ocre, que más allá de ser una manifestación de la naturaleza, constituye una voz, un grito detenido en el tiempo, desbordante de historias de montaña, de historias de vida de una de las regiones más hermosas de nuestro país y más ricas en historia.
Primera vagoneta armada. Cable Carril, Famatina
Allá por principios del siglo XIX, Nicolás Ortiz de Ocampo, sacerdote de Famatina advertía acerca de esas riquezas ocultas en las entrañas de la misma montaña:
“En todo el corazón del cerro se descubre oro alto, y bajo, y en algunos vecinos de tan subidos quilates, que se ha reconocido superior al de todas estas Provincias hay cobre y bronce riquísimos cuya abundancia es increíble, y de los cobres se han trabajado algunas piezas que no envidian la Tumbaga más fina hay mucha piedra imán y hierro, el plomo y el estaño, según cuentan algunos, azufre, alumbre, alcaparrosa y otras especies metálicas cuyo nombre ignoramos."
Pero la historia se inició mucho tiempo antes. Ya hacia fines del siglo XVI, Juan Ramirez de Velasco, el fundador de la ciudad de La Rioja llegó por primera vez a Famatina, localizada en el valle del otro lado del cordón que hoy lleva su nombre. Allí, impulsado por narraciones que hablaban de riquezas ocultas en la montaña, desde tiempos ancestrales, fue el mismo a tomar muestras de azogue y plata.
La Mejicana: Casa de administración de la mina
Mula transportando tablones hacia las estaciones del Cable Carril de Famatina
Un campamento de remachadores en marcha
Durante esos doscientos años, donde poco a poco comenzó a forjarse la historia de nuestro país, fue creciendo y trasmitiéndose de persona a persona, esa riqueza oculta en las entrañas, sin que el proyecto minero se desarrollase plenamente.
Joaquín Victor González, el político e historiador argentino, natural de Nonogasta, que vivió gran parte de su vida en la localidad de Chilecito, fue el impulsor de una obra descomunal para la época, que inclusive hoy en día, a casi cien años de haberse detenido en el tiempo resulta impresionante: el cablecarril Chilecito-La Mejicana.
Pero vayamos a los orígenes de esta obra. Corrían los últimos años del siglo XIX y Famatina era un importante centro aurífero y de extracción de minerales como la plata, cobre, hierro y plomo. Fue precisamente Joaquín V. González, el principal protagonista y quien llevó adelante la idea del desarrollo de esta obra, que empieza a tomar forma el 4 de enero de 1902 con el llamado a licitación para la construcción de un sistema de transporte de mineral desde las entrañas mismas del cordón de Famatina hasta la ciudad de Chilecito, segunda población en importancia de la provincia de La Rioja.
El cordón del Famatina es una estribación de las sierras pampeanas localizado en un bolsón de clima árido con veranos muy calurosos e inviernos de clima templado, poco frío. Tiene escasas lluvias y su punto destacado es el Cerro General Belgrano de 6097m también conocido por Nevado del Famatina, ya que posee nieves eternas en su cumbre y área circundante. Consta de tres picos, el más elevado, el General Belgrano, también llamado Blanco, Alto, Negro o Rosillo, es el punto donde convergen cuatro departamentos de la provincia de La Rioja: por el sudeste el de Chilecito, por el noreste el de Famatina, por el noroeste el de Vinchina y por el suroeste el de General Lamadrid.
Carro con materiales atravesando el río del oro
Estación "El Durazno" casa de máquinas
Transportando el eje del motor de estación 8 "Los Bayos", Cable Carril Famatina
Esta montaña tiene un valor simbólico, religioso en lo que respecta a las poblaciones prehispánicas quienes le daban el nombre de Wamatinaj, hispanizado como Famatina (acaso evocando a la palabra de origen árabe Fátima); lo cierto es que "famatinas" o wamatinas eran llamados los pueblos originarios de la etnia diaguita y parcialidad capayán que habitaban en el valle ubicado al oriente de esta montaña.
¿Porqué hacemos mención a toda esta información? Porque el Cerro General Belgrano y su área circundante, contiene un importante yacimiento de mineral aurífero que es el que dio origen a toda este proyecto del cablecarril que vamos a profundizar a continuación.
El proyecto final tuvo un presupuesto inicial de 217.988 pesos oro. Cinco empresas realizaron la oferta: Leschen and Sons Rope Co. (Saint Louis), Riblet Tramway Company, Spokane; Bullivan & Co. (Londres), Henderson & Co. (Londres), Ceretti & Tanfani (Turín), J. Pohlig & Co. (Colonia) y Adolf Bleichert & Co. (Leipzig). Precisamente esta última es la que gana la licitación, firmándose el convenio definitivo el 31 de Julio del mismo año, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca.
En febrero del año siguiente comenzó la construcción. La obra finalmente fue inaugurada en menos de dos años, el 1 de enero de 1905, con una inauguración previa el 29 de Julio de 1904, de un tramo que cubría las cinco primeras de las nueve estaciones que finalmente componen el trayecto final. Y digo componen, porque hoy en día, a casi cien años del último recorrido, el cablecarril sigue allí colgado de los cerros desafiando firmemente al paso del tiempo.
Pero un tiempo antes, Max Cooper llega al Famatina, a Chilecito para ser más precisos, para participar como “auxiliar de ingenieros en campaña”. Cooper era un inglés, ingeniero con estudios y experiencia profesional en ferrocarriles, tanto en Argentina como en Uruguay. Aparte de eso, trajo consigo sus cámaras fotográficas, con la cual produjo una colección de fotografías que, luego de estar dormidas en un arcón durante casi un siglo, salieron a la luz y hoy en día siguen maravillando al mundo. Gran parte de esa colección de Cooper, vamos nosotros a mostrarles en este artículo.
Vista desde "El Parron" hacia "Siete cuestas"
Repartiendo cables en Portezuelo Ancho (la séptima sección del Cable Carril)
"Cora"un loco bravo. Cable Carril, Famatina
"Simona" moza del hotel. Cable Carril, Famatina
Pero volvamos ahora a la obra. Eso es lo que queremos destacar aquí, el aspecto descomunal y el enorme despliegue y esfuerzo que debieron emplearse para llevarla a cabo.
Las partes de hierro, hasta donde fue factible, fueron terminadas en Europa. Los sostenes y las estaciones fueron unidos antes con tornillos, luego dibujadas y divididas en partes pequeñas de 150 kilogramos para que no sobrepase el peso del transporte.
El trayecto cuenta con un total de nueve estaciones las cuales salvan en un trayecto de 35 kilómetros, un desnivel de 3500 metros, uniendo la ciudad de Chilecito con la mina la Mejicana localizada a 4603m sobre el nivel del mar, en una de las faldas del Cerro General Belgrano, el Nevado del Famatina.
El tiempo total de recorrido de las vagonetas que componían el cablecarril desde un punto al otro era de cuatro horas, a una velocidad de 2.5m por segundo, con una prestación horaria de 40 toneladas por hora. Se utilizaron un total de 140 kilómetros de cable y aproximadamente diez millones de remaches. La mayor separación entre torres es de 668 metros, entre las estaciones 6 y 7, y la altura de las torres varía entre 1 y 55 metros.
Fueron 1600 los trabajadores que se emplearon para la construcción de esta obra. Se utilizaron además animales de carga como medio de transporte, en especial asnos y mulas, unos 90 asnos para el transporte de alimentos y 600 mulas para carga de materiales de construcción.
El transporte del mineral extraído de la montaña se realizaba mediante la utilización de vagonetas las cuales se desplazaban a una altura mínima de tres metros del suelo circundante, llegando a situarse a una altura máxima de 450 metros en algunos puntos. En la mayoría de los casos, la construcción se efectuaba en el mismo lugar, por medio de atornillado. Como todas las estaciones son llamadas de planta baja, de no mas de 5 metros de altura, la construcción de éstas fue relativamente fácil.
El túnel perforado (entre las estaciones 3 y 4). Cable Carril, Famatina
Salida del túnel del lado de la Mejicana. Cable Carril, Famatina
Carneando un toro en "Los Bayos". Cable Carril, Famatina
Las vagonetas circulaban en ambos sentidos, permitiendo de esta manera un continuo movimiento y transporte del material extraído sin interrupciones. También se aprovechaba el retorno hacia la mina para el transporte de alimentos y materiales para la logística y funcionamiento del sistema.
El cable se halla anclado a uno de los extremos, mientras que en el otro pende un contrapeso de 20 toneladas con el objeto de brindarle rigidez. Cada estación está enlazada a la siguiente mediante un cable de sostén (32mm) y un cable de tracción (23mm) sostenidos por torres ubicadas a intervalos regulares. Los cables son de acero con enganches de plomo entre los tramos.
Cada sostén o torre lleva adosada una escalera, la cual sirve para verificar las poleas y engrase del cable.
Un tiempo antes de la construcción del cablecarril, Don Jaime Cibilis Buxareo llega a la región y crea un establecimiento de fundición de metal de hierro en este caso, en la localidad de Santa Florentina. La idea era la de producir este metal aprovechando los yacimientos de la montaña. Asi nace el Establecimiento Minero Santa Florentina, que desempeñará un importante papel durante la existencia del cablecarril.
En 1905, cuando se inaugura el total del recorrido del Cable Carril Chilecito-La Mejicana, la empresa inglesa encargada de la explotación del Cable diseña un brazo secundario que llevaría al mineral hasta los mismos hornos del establecimiento. Este recorrido de unos 800 metros, parte de la estación número dos del cablecarril, denominada “El Durazno”, hasta los hornos, que para aquél entonces se convierten en los mas importantes del país, debido a la alta producción que desarrolló durante esos días.
En la actualidad, solo quedan las ruinas del establecimiento, que en su momento supo tener aproximadamente un plantel de mil operarios trabajando en el procesamiento del mineral. Desde la ruta 14, hoy en día podemos ver el Establecimiento de Fundición, su Torre de Venteo o Chimenea de Labrar, que contrasta con el negro de la piedra fundida o 'escoria'; la estructura metálica perteneciente a la pequeña estación que recibía las vagonetas que eran derivadas desde la Estación Nº 2; grandes columnas y cimientos donde se afirmaban las pesadas maquinarias e infraestructuras; caños de grueso diámetro; galerías; piletones y paredones que aún hoy siguen invitando a ponderar el grandioso pasado industrial y económico de esta región.
Mineros saliendo de Mina la "Mejicana" tras una larga jornada. Cable Carril, Famatina
Excavación en "Cueva de Romero". Cable Carril, Famatina
Calle de Chilecito, La Rioja
Ahora bien, volvamos por un instante a Max Cooper. El se incorporó a un grupo de hombres que comprendió muy bien las dificultades a las que se enfrentaban y logran superarlas de tal manera que la obra finaliza antes de la fecha prevista en el contrato.
Durante los veinte meses que Cooper permaneció entre Chilecito y las altas cumbres, Cooper se aplica como fotógrafo a contar la historia que protagonizan no solo los hombres y sus actividades, sino también las mulas, asnos, perros, el paisaje, el frio, el calor, la altura, los peligros y el propio cablecarril.
Dedica una especial atención a los animales, en especial a las mulas y asnos, admirando el mérito que poseen en la realización de esta obra. Los presenta casi al mismo nivel que los trabajadores o quizás mas arriba, son los grandes protagonistas de esta realización que inclusive hoy en día, luego de cien años, sigue mostrando su descomunal estampa.
En las fotografías de Cooper ha desaparecido la rigidez del siglo XIX que las limitaciones técnicas imponían a este tipo de producciones. Como resultado, nos muestra una época brillante, de manera natural. Nos hace sentir transportados al menos por un instante a cada momento en que la cámara se disparó. Los rostros, las expresiones, el cansancio, inclusive el sufrimiento y la envergadura de semejante empresa, se ve en cada una de las exposiciones que vamos a presentarles ahora.
Empleados cableros, un 25 de Mayo de 1904. Cable Carril, La Rioja
Hotel de Clemente Beccaro. Cable Carril, La Rioja
Dr. Joaquín V. González el día de la inauguración del Cable Carril, La Rioja
Cable Carril Chilecito-La Mejicana, La Rioja
El tiempo. Ese maravilloso personaje que forma parte fundamental de nuestras vidas, de la historia, de todo lo que toca, del universo, parece haberse detenido para siempre en el cablecarril riojano. Sin lugar a dudas una de las mayores expresiones que esta hermosa provincia argentina puede ofrecernos.
Quienes no sabían de él y toman conocimiento de su existencia, sienten admiración e incredulidad ante semejante obra, no tanto por su envergadura sino por la época en la que fue concebida y los medios con los que se contaba.
Quienes si saben de su existencia, no dejan de asombrarse día a día con el simple hecho de pensar como pudo haber sido construido.
Y quienes lo conocimos y estuvimos en él, no dejamos de deleitarnos con aquellas imágenes que quedaron guardadas en nuestra memoria luego de haber endulzado nuestro espíritu.
Una sola cosa más para finalizar. El lugar, el sitio, el Famatina. El hábitat perfecto para una obra de estas características, que mas allá de lo polémico que pueda ser el objetivo, hoy ya no daña sino que ha cambiado el perfil dándole a ese pequeño rincón de La Rioja un sabor muy especial.
Los dejo con Max Cooper y su obra, que sin lugar a dudas, es mucho mas expresiva que las palabras.
Nómina del Personal del Cable Carril a la Mina "La Mejicana", La Rioja
Gráfico del recorrido del Cable Carril desde Chilecito a la Mina "La Mejicana", La Rioja
Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez
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